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ni como pareja, ni vecino, ni compañero de clase

La conclusión la han resumido sus autores con una frase: «Es una fotografía muy dura». La imagen refleja el grado de aceptación hacia la población gitana que muestra la sociedad vasca y que resulta del que es el primer barómetro que el Observatorio Vasco de Inmigración ha dedicado a evaluar el grado de integración y aceptación hacia esta etnia.

El resultado global es demoledor, sólo algo más de la mitad de la población muestra una posición «más o menos tolerante» con los gitanos. En términos generales, en relación a otras realidades como la inmigración, los colectivos con discapacidades o el colectivo LGTBI, los vascos y vascas muestras niveles de aceptación elevados, superiores a la media en España, pero en cambio la posición mayoritaria es de rechazo o de evitar relación con la población gitana: ni como vecinos, ni como pareja ni como compañeros en el aula. «Nos queda un camino muy largo por delante», han asegurado desde el Gobierno vasco.

El informe de Ikuspegi, titulado ‘Percepciones y actitudes hacia las personas gitanas’, muestra que sobre un máximo de 100 puntos, el medidor de tolerancia otorga 54 puntos. Uno de los rechazos mayoritarios se constata a la hora de aceptar a la ciudadanía de etnia gitana como vecinos de un bloque de viviendas o en el mismo barrio. El 56% lo evitaría de algún modo, -un 41% lo evitaría y un 15% lo rechaza abiertamente-. También las reticencias y rechazo para alquilar un piso a una persona gitana es elevado, el 40% no lo haría.

La convivencia con este colectivo se resiente de modo especial en el ámbito educativo. Preguntados si elegirían un centro educativo para matricular a sus hijos en caso de que en el centro estudien muchos alumnos gitanos, el 37% reconoce que lo evitaría.

Ser gitano, la característica que más discrimina

Los vascos rechazan que sus hijos puedan tener una relación sentimental con una personas de origen gitano. Lo hacen de modo contundente. Esta cuestión tan sólo la aceptaría el 5,8% de la población. Las relaciones sociales con este colectivo, que se reconoce que está discriminado, también continúan siendo un ámbito que la sociedad no traspasa.

El 70% de la población reconoce que no tiene amigos ni conocidos que sean gitanos y que no se relaciona de ningún modo con ellos: «Ser gitano es la característica que más puede discriminar a una persona en Euskadi», ha asegurado la portavoz de Ikuspegi, Julia Shershneva .

En el ámbito laboral la situación no mejora. Desde Ikuspegi señalan que en términos generales la aceptación a contratar personas pertenecientes a otras minorías es alta en Euskadi pero no tanto cuando se trata de candidatos de origen gitano: «La sociedad vasca se muestra muy abierta a contratar personas con discapacidad, de origen extranjero, del colectivo LGTBI pero con las personas gitanas, el 27% intentaría evitarlo o no lo haría».

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