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“No puedo hablar de Venezuela porque, como muchos compatriotas, estoy ayuno de informacin”

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El poeta Rafael Cadenas, de 93 aos y figura de resistencia contra el chavismo, reivindica la poesa en el ‘Quijote’ y pide a la juventud que huya de la “fama” durante un encuentro con la prensa tres das antes de recibir el mximo galardn de las letras hispnicas en Alcal de Henares

El poeta Rafael Cadenas junto a Ana Santos.
El poeta Rafael Cadenas junto a Ana Santos.EFE

Y es verdad: “Mucha gente cree que yo no hablo”, dice el poeta venezolano Rafael Cadenas. Puede pasar largos ratos en silencio: escuchando, callando, mirando, escribiendo. Sin embargo se gan la vida con la docencia durante 40 aos en la Universidad de Venezuela y alguna temporada en Harvard (EEUU). Y tambin media vida diciendo aqu y all, con la voz suave, lo que no le gusta: el chavismo, la deriva poltica de su pas, y advierte -aunque no en esta ocasin- de la agona de su pas, de la falta de democracia, del desvaro. Del peligro del populismo.

En la palabra de este hombre se acumula todo el dao de un pas, el drama de un pueblo. Tiene 93 aos. Naci en Barquisimeto. Viene a Madrid a recoger el Premio Cervantes el prximo lunes en la Universidad de Alcal de Henares. Esta tarde inicia la lectura del Quijote en el Crculo de Bellas Artes. La semana prxima inaugurar la exposicin que su hija Paula articula con motivo del premio. Y despus dejar un legado indito en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. El callado Rafael Cadenas tendr que volver a hablar.

Camina despacio, con un flequillo que no se mueve. Escucha de lejos, por el odo apagado. Y an cree en la poesa con implacable razn y costumbre. “Mi intencin es seguir escribiendo. No s hacer otra cosa mejor. Tambin tengo mucho material indito que se qued en carpetas por mi indolencia”, dice. “Llevo algunos aos ordenando esos papeles e intentando publicarlos, no porque tengan mucho valor, sino para evitar que se pierdan”.

En la Biblioteca Nacional lo recibi la directora de la institucin, Ana Santos. Y con ella, la directora general del Libro, Mara Jos Glvez. Alrededor, Rafael Cadenas tena unos 30 periodistas. Fue el primero en echarse a hablar sin aguardar a las preguntas. Despus de las palabras de bienvenida, el primero en decir sus cosas: “Quiero darles las gracias por venir a intimidarme”. Porque es exactamente as: Rafael Cadenas es un poeta, un ciudadano, de intimidacin fcil si tiene ms de dos personas delante. Ah est el poema ms traducido y publicado de los suyos, titulado Derrota: “Yo que no he tenido nunca un oficio/ que ante todo competidor me he sentido dbil/ que perd los mejores ttulos para la vida/que apenas llego a un sitio ya quiero irme (…) que un da pregunt en qu poda ayudar y la respuesta fue una risotada/ que no podr nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida/ que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo“.

El prximo lunes, a las 12.00 y en el plpito custodiado por maceros, Rafael Cadenas leer su discurso de recepcin del Cervantes. No adelant nada del texto, pero s dice del ‘Quijote’ lo que aloja: “Poesa involuntaria en tantas expresiones de la novela. Poesa en el lenguaje… Me gusta el ttulo de aquel ensayo de Mara Teresa Len, Cervantes, el soldado que nos ense a hablar. Ojal hoy se ocuparan de eso los soldados… La esencia de la poesa est en todas las artes (tambin en el teatro, y en el arte, y en la msica…). A veces, incluso, no est en el poema sino en lo dems”, explica.

A lo ancho de las dcadas, a sus alumnos les lea esta frase del Quijote que dice Maese Pedro: “Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectacin es mala”. Una perfecta llamada a la sencillez. “Tambin les digo que no busquen la fama. El escritor y el poeta slo deben tener un centro: la creacin”, exclama. Con ese adobe levanta su poesa. Porque su poesa se lee y, en el fervor, se corea.

Cuando la concesin del Cervantes, el pasado 10 de noviembre, la mayora de los medios de comunicacin oficiales de Venezuela pasaron de largo por la noticia. Sin embargo, Rafael Cadenas es uno de los poetas necesarios del pas. Form parte del grupo venezolano Tabla Redonda, donde se reunieron algunos escritores principales de su generacin. Coetneo (o cercano) de Vicente Gerbasi, Juan Snchez Pelez, Hanni Ossott, Guillermo Sucre o Eugenio Montejo, destellos de la gran poesa venezolana del siglo XX, es el nico vivo de esa escudera. El que ms veces, de libro a libro, ha roto consigo mismo. Tambin milit en el Partido Comunista. El dictador Prez Jimnez lo envi a la crcel. Conoci el exilio. Se apart del comunismo cuando entendi que Cuba no era la arcadia condensada, sino una dictadura al completo. Y con ese equipaje se fue conformando como un solitario con buenos amigos. Vive en Venezuela. Resisten en Venezuela, como otros tantos millones. En Espaa tiene algunas antologas de su obra bien articuladas en las editoriales Visor y Pre-Textos, entre otras.

– Llega tarde el reconocimiento del Cervantes?, pregunt un compaero.

– He sido candidato en algunos aos, pero llega en mi vejez. Es preferible recibir premios cuando uno est en buenas condiciones fsicas. Pero… Cre que era una broma el da en que llamaron para comunicarme que haba ganado el premio. Pens que poda ser un invento de don Quijote en uno de sus desvaros.

Y aqu est. En Madrid. Distinguido de Cervantes. Antes de la despedida con la prensa ley un poema de homenaje a Rilke. Y en esos versos vibra una de las certezas que mejor cuida y difunde: “La poesa debe agitar”. De eso se trata. En eso contina.

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