Josep Borrell no es un eurobeato. Es un europeísta racional y con una gran capacidad de autocrítica. El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad ejerce el puesto más complejo en las instituciones: es jefe de la diplomacia europea cuando las decisiones sobre política exterior se adoptan por unanimidad, y en una UE cuya seguridad sigue estando ligada en gran parte a la OTAN, liderada por EEUU y a la que pertenecen muchos de los Veintisiete pero no todos. Borrell, que está lejos de ser un diplomático al uso y que está curtido en mil batallas en España y en las instituciones europeas, ha sido de los primeros en hablar de una Europa geopolítica. Le ha tocado lidiar con una Europa que afronta su mayor desafío desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero pasado. «Europa hasta ahora ha estado unida pero no sabemos cuánto tiempo pude durar esa unidad», ha apuntado Borrell, quien traza cómo Europa ha de transformarse y fortalecer sus capacidades militares para dejar ser «un hervíboro rodeado de carnívoros, un Kant en tiempo de Hobbes».
Ha sido el líder el Partido Demócrata italiano, Enrico Letta, quien ha elogiado «su visión y experiencia» así como su trabajo por la unidad de la UE. «Putin ha subestimado a los europeos y ha subestimado a Borrell», ha dicho Letta. Ha introducido la XVII lección conmemorativa Javier Solana, quien fuera el primer Mr. PESC y secretario general de la OTAN, y también ha intervenido el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares.
En su lección magistral sobre Cómo la guerra ha cambiado Europa organizada por la Fundación Carlos de Amberes, Borrell, lejos de ser condescendiente, ha hecho autocrítica a la vez que ha descrito con detalle el panorama actual desde el papel de la UE, Ucrania, Rusia, EEUU y China a la referencia necesaria al llamado Sur Global. Incluso teniendo en cuenta, como ha dicho en broma al principio de la intervención, que estarían a la escucha los servicios de información rusos. «Mis palabras formarán parte de la batalla de la información».
Primera lección
La Europa geopolítica necesita capacidad militar. «Dijimos que Europa estaba en peligro, pero no percibíamos cuán grande era el peligro. La guerra está cambiado Europa. Supone el despertar geopolítico de Europa. Nos ha despertado de nuestro proyecto inicial, un proyecto de paz en el que utilizamos el comercio y el derecho para ello. Hemos defendido un mundo basado en reglas. Hemos navegado así desde que empezamos a andar en Roma. Éramos una potencia blanda. Pero no basta. No podemos ser herbívoros dominado por carnívoros. No podemos llevar a Kant como guía en el mundo de Hobbes. Las relaciones de fuerza tienen cada vez más importancia», ha dicho Borrell.
Éramos una potencia blanda, pero no basta. No podemos ser herbívoros en un mundo de carnívoros»
Los europeos defendemos el orden basado en reglas. Pero en nuestro mundo actual esto no basta. «Si queremos subsistir, tenemos que avanzar en la unidad y dotarnos de medios para hacer frente a las amenazas. También de capacidades militares. Europa no tiene ejército. Una parte de nuestra prosperidad se ha construido en torno a la energía barata de Rusia, el negocio con China y la seguridad de EEUU. Hemos disociado las fuentes de nuestra prosperidad de nuestras fuentes de seguridad». Y este mundo se ha acabado.
Para adaptarnos a las nuevas circunstancias, Borrell considera imprescindible que realizamos un esfuerzo en gasto militar. Ha recordado cómo hasta 2014 Europa se desarmó, y después de la anexión de Crimea y la guerra del Donbás, volvió a rearmarse pero lentamente. Ahora precisa hacerlo de forma más decidida y complementándose para evitar duplicidades.
2. Defensa de la independencia y libertad de Ucrania. En la relación con los otros países y potencias, destaca Borrell en estos momentos la importancia del compromiso múltiple con Ucrania, un compromiso que va de lo financiero a lo diplomático y militar. «Nada justifica lo que está ocurriendo. Ucrania lucha por mantener su libertad y su independencia. Al defender Ucrania, nos defendemos a nosotros mismos. Están en juego nuestra libertad y nuestra independencia. ¿Qué habría pasado si hubiéramos dejado a Putin actuar en Ucrania como con Bielorrusia? Hemos de ayudar a Ucrania no solo por generosidad sino por nuestro propio interés. Si ganara esta guerra Putin, ¿cuál sería su siguiente paso», se ha preguntado el Alto Representante.
3. Unidad europea. Esta guerra está poniendo a prueba la unidad europea. No es la primera vez que la UE afronta desafíos y hasta ahora ha salido reforzada de las crisis. Y hasta ahora Putin no ha logrado dividirnos pero estamos en un momento crítico. «Putin se ha equivocado al creer que íbamos a romper nuestra unidad, pero cuidado todavía no está claro cuánto puede durar porque hay un líder europeo que llama a un referéndum para proponer a sus ciudadanos que no se renueven las sanciones a Rusia, ha alertado Borrell, en alusión al primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Gracias al Fondo Intergubernamental, la UE ha movilizado 2.600 millones de euros y el lunes se aprobarán otros 500. Aparte los países han brindado una ayuda que no revelan claramente. En total, calcula Borrell que será la mitad de la aportada por EEUU.
La crisis energética nos pone a prueba al igual que la respuesta económica… Si cada uno va por su cuenta, se pone en riesgo el mercado único»
«La unidad se ha mantenido y hemos de seguir haciéndolo. Para demostrar que es una institución política que sus Estados soberanos han decidido poner en común medios materiales, valores e intereses. Lo hicimos con el Covid y hemos de hacerlo para hacer frente a la crisis energética que se nos viene encima. Hemos de afrontar un problema común y hemos de buscar soluciones comunes. La crisis energética nos pone a prueba también. Al igual que la respuesta económica a la crisis. Si cada uno va por su cuenta se pone en riesgo el mercado único», ha señalado.
La esperanza de Putin es que el general invierno termine por vencer a los europeos y reclamen una negociación que le permita hacerse con parte de Ucrania a cambio de dejar de bombardear. Esa cuestión surge una y otra vez: ¿cuándo y cómo acabará la guerra? De momento, Borrell dice que hay que apoyar a Ucrania con más armas, más dinero, más sanciones y más aislamiento de Rusia. «Las guerras siempre acaban porque una parte no puede soportar el combate o las dos partes encuentran un interés en común en negociar. Ucrania no puede tirar la toalla. Rusia ha perdido la guerra pero Ucrania no la ha ganado aún», ha señalado. «Nadie está en contra de una salida negociada pero Putin no quiere ceder ni un centímetro de tierra conquistada. Así no se negocia».
4. Unidad transatlántica. Según Borrell, también ha errado Putin al pensar que la unidad transatlántica saltaría por los aires, si bien es cierto que favorece a Ucrania, y a Europa, que el presidente sea Joe Biden y no Donald Trump. «No creo que la única garantía de seguridad sea la OTAN. Estados Unidos serán los primeros interesados en que los europeos aporten más a la defensa común. Es muy importante que nos rearmemos de forma coordinada y conjunta. Industria de armamento. No podemos crear nuevas dependencias. Hay una política común embrionaria y ha de converger a una política común y única», ha dicho Borrell, que ha comparado el proceso con el nacimiento del euro.
5. Sur Global. Para Borrell, a los europeos ha de importarnos mucho cómo ve el Sur Global la guerra en Ucrania, porque les afecta de una manera muy profunda y de ahí muchas de sus reacciones. De hecho, Putin juega con este factor y busca provocar hambrunas y movimientos migratorios, una vez más para dividir a los aliados de su enemigo. «Los europeos hemos de comprometernos más con el resto del mundo y entender cuáles son sus problemas y preocupaciones. Sufren las consecuencias como experiencia vital, hambre, pobreza, muerte», ha indicado. «Los europeos hemos construido un jardín. Libertad, cohesión social, progreso económico. Fuera está la jungla y es poco habitable. No vamos aislarnos con muros. Si con el cambio climático, por ejemplo, no se tiene la impresión de que el esfuerzo necesario se reparte de forma justa, no avanzaremos», ha dicho.
6. China. Y como telón de fondo, pero con gran protagonismo, emerge China, que ya es el primer socio comercial en todos los países de América Latina, con una presencia sobresaliente en África. «La confrontación de China y EEUU va a vertebrar el mundo de mañana».
En conclusión, Borrell sostiene que esta guerra nos está cambiando y más nos debería cambiar. «Pobres de nosotros si ahora no tuviéramos Europa».