Hay una cosa que me tiene descolocado: el PSOE presume (casi alardea) de tener la maquinaria electoral más potente de nuestro país. Posiblemente sea cierto y, encima, juega con la ventaja de ser considerado el partido osado sin ser temerario, el sagaz sin pasarse de listillo, el innovador sin ser imprudente, el sensible sin llegar a ser… iba a decir melancólico, pero ahí algo no me convence.
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