Lo que ha hecho el presidente del gobierno de la Generalitat cesando a su vicepresidente Jordi Puigneró es dar una patada hacia adelante en un proceso que se está transmitiendo en diferido porque mañana a las ocho de la mañana se reúne la cúpula de JxCat para decidir el sustituto del vicepresidente recién cesado y para dejar definitivamente claro si finalmente se mantiene la exigencia de reclamar a Pere Aragonés que se someta a una cuestión de confianza, en cuyo caso la ruptura del gobierno estaría asegurada y el paso del grupo de JxCat a la oposición obligaría al presidente a buscar otros socios para mantenerse en el gobierno en minoría parlamentaria.
Y esos socios no podrían ser más que los Comunes y en último caso los socialistas con apoyo externo para la aprobación de los presupuestos pero la urgencia de las urnas obligaría a Salvador Illa a romper ese hipotético pacto prácticamente de inmediato

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