Cuando David Cameron llegó al poder en mayo de 2010, después de 12 largos años en la oposición bajo la sombra del laborismo de Tony Blair y Gordon Brown, pocos podrían creer la catástrofe en la que se acabarían encontrando los tories 12 años más tarde: de pasar a representar el rigor en la gestión económica y fiscal, con ciertos toques de apertura en cuestiones sociales, al caos y la sensación de vergüenza pública que en estas horas transmite la formación política que más ha gobernado el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. Más apabullante es si se tiene en cuenta que el Partido Conservador goza de una amplia mayoría absoluta conseguida en las elecciones de diciembre de 2019.
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