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Sánchez y Feijóo apuestan por normalizar relaciones tras reabrir el diálogo del CGPJ

La segunda y última reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, desde que éste alcanzase la dirección del Partido Popular (PP), se ha saldado con un compromiso «conjunto» de abrir «un nuevo marco para profundizar en criterios de independencia», pero con numerosas dudas en lo que respecta a acuerdos concretos que permitan el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). También con la disposición, por parte de ambos liderazgos, de dialogar más «frecuentemente». Así lo ha asegurado el vicesecretario de Política Institucional Esteban González Pons y fuentes de Génova, que lo han refrendado. Las relaciones entre Sánchez y Feijóo han brillado por la ausencia de cordialidad hasta el momento y, especialmente desde que se conociera el escrutinio de las elecciones autonómicas de Andalucía el pasado mes de junio, en el que el PP-A de Juanma Moreno logró su primera mayoría absoluta en el territorio.

El único encuentro previo entre el presidente y el dirigente popular transcurrió en el mes de abril, solo cinco días después de que Feijóo hubiese tomado el mando de su formación tras la crisis interna que puso punto y final al mandato de Pablo Casado, su antecesor. Se celebró como un primer contacto entre líderes y allí, aunque la cuestión judicial fue la principal demanda a tratar por Sánchez, el gallego fijó un el compromiso de aportar una propuesta económica en plena crisis por la guerra en Ucrania. Una vez presentada a Moncloa, el Gobierno desoyó la oferta. Algo que se reprodujo de igual manera, con el decreto energético, y ha ido afianzando trincheras entre las formaciones a escasos meses del grueso de elecciones municipales y autonómicas.

Sin embargo, el escenario que supone la dimisión del ya expresidente del CGPJ y del Tribunal Supremo (TS), Carlos Lesmes, -también el impacto que supone para la imagen de España dentro de la Comisión Europea- ha llevado a PSOE y a PP a mover ficha y dejar en un segundo plano la faceta más electoralista. Aunque «tarde» y ante un asunto de «gravedad» como es la renuncia del magistrado, afirman desde Génova, que mantiene que su compromiso sigue siendo «el mismo» expresado en julio, cuando envió su propuesta para renovar el Consejo, los populares consideran que es un nuevo tercio en el curso de las relaciones. Sobre todo para conseguir desencallar el acuerdo.

«La buena noticia es que nos hemos encontrado con un Gobierno dispuesto a escuchar propuestas y a hacer algo constructivo para salvaguardar la independencia de la Justicia», ha expresado el propio interlocutor del PP, González Pons, que hace poco más de un mes y medio daba las conversaciones rotas con el PSOE. Hemos «acordado un último intento para dar una solución rápida y superar esta crisis institucional. Desde esa base (…) nos ponemos desde ya para intentar un acuerdo rápido para una situación muy grave que dura más de cuatro años», ha dicho Félix Bolaños, el ministro de la Presidencia y encargado por Moncloa para negociar, que ante la toma de iniciativa del PP en septiembre para abrir de nuevo las conversaciones, señaló que se trataba de un gesto «de cara a la galería».

El PP advierte de posturas aún «incompatibles», pero insisten en la necesidad de superarlas cediendo: por una o ambas partes

Frente a ese cambio de tono y de «voluntad» mutua, evidenciada por ambas partes, sobre la mesa no hay ningún nuevo avance, al menos conocido y que no haya quedado expresamente enmarcado en la confidencialidad. Fuentes de Génova se niegan a aportar cualquier dato de lo que rodea a las conversaciones porque insisten en que «lo que vamos a hacer es muy difícil» -en referencia a desbloquear un acuerdo- y «no vamos a permitir que se frustre otra vez», aseguran. Sí indican que de momento, sigue instalada cierta «incompatibilidad» pero ésta está obligada a caer para no volver a correr el riesgo de quedar señalados por déficit democrático en términos judiciales en el próximo informe del Estado de Derecho de la Comisión Europea. Y menos con la presidencia del Consejo Europeo al caer para España.

Por tanto, y como respaldan desde el PP, este «nuevo marco» de momento es más de carácter externo que interno; en apariencia. Aunque sí se ven avances en la sede nacional de los populares. En primer lugar, que el Gobierno no nombre sus propuestas de magistrados para el Alto Tribunal ni que la renovación del Constitucional se haga en paralelo, «algo que no estaba sobre la mesa hace unos meses». «Hemos frustrado la unilateralidad», apelan. Y, al mismo tiempo, que la discreción sea mutua: «Esta voluntad antes no la había», por ejemplo, con la difusión del pacto alcanzado en 2021 por Bolaños y el exsecretario general del PP Teodoro García Egea.

Génova ve la discreción en las negociaciones y la disposición del Gobierno a sacar adelante TC y CGPJ a la vez como un avance

El aparente acercamiento entre Sánchez y Feijóo y de sus respectivos interlocutores para el CGPJ, ha puesto en alerta a Unidas Podemos, que con la reunión entre líderes en curso ha demandado tener presencia dentro de las conversaciones al ser una «parte determinante». A ello, el PP se limita a apuntar que ya está conversando con un interlocutor del Ejecutivo y que deben ser ambos integrantes del mismo quien medien su postura. Tampoco entienden esta demanda «ahora» de formar parte del diálogo cuando desde abril no lo ha hecho.

Rebaja de tensión y aproximar otros pactos

El consenso para ser discretos y aumentar las conversaciones llegan en un momento clave. Primero, y al más corto plazo, ante un nuevo cara a cara en el Senado entre Sánchez y Feijóo en el que el presidente ha pedido comparecer en la cámara alta -pasará este jueves por el Congreso de los Diputados- para rendir cuentas sobre la reunión del Consejo Europeo de la semana pasada e informar de las medidas económicas y sociales adoptadas. Ese, será el mejor termómetro para atender en qué grado se encuentran las relaciones entre ambos dirigentes; y si se confrontan modelos propositivos o se recurre al argumentario de reproches habituales. Especialmente considerando que, como publicó éste medio, la estrategia del popular era la de desacreditar al socialista.

A un plazo algo más extenso, está el contexto de los Presupuestos Generales de Estado (PGE). Mientras que en el grupo parlamentario del PP confía en que Moncloa ya tiene asegurado los votos para sacar adelante la partida más escabrosa del documento, la del presupuesto destinado a Defensa, los populares no rechazan cerrarse en banda y negar un voto favorable o una abstención a una medida que vienen reconociendo como «aceptable». Todo, de darse el caso de que las nuevas cuentas peligren por el rechazo de socios como ERC -algo más difícil ahora que requiere de apoyos en Cataluña para sostener el Govern-.Unas relaciones más fluidas entre Génova y Moncloa garantizarían que mayor seguridad para ello.

También queda por ver si se alcanza un acuerdo en lo que respecta al denominado ‘pacto de rentas’, en lo que Feijóo aboga por la progresividad de subida en las pensiones, mientras que Moncloa sigue desarrollándolo después de que las conversaciones entre patronal y sindicatos haya quedado en nada. Aunque defiende que la subida recogida en los PGE van «en esa línea». Por último, está por ver si el Gobierno coge el guante del PP en lo que respecta al IVA de los productos básicos, para pasar de diez a cuatro puntos su gravamen. O, incluso, la supresión del mismo para casos especiales.

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