Abdulaziz bin Salman Al Saud, príncipe y ministro de Energía de Arabia Saudí, acaparó gran parte de los focos del Future Minerals Forum (FMF) celebrado en Riad. Su presencia en el King Abdulaziz International Conference Center causó un gran revuelo entre los peces gordos de las grandes compañías de la minería mundial que allí se encontraban. Sin embargo, lo que más eco alcanzó de su visita al foro no fue la marea de asistentes que trataban de acercarse lo máximo posible al miembro de la realeza ni las caras de emoción de éstos, sino la apuesta que lanzó en su intervención: «Somos líderes en gas y petróleo y lo seremos también en energía verde. El reino fue regalado por Dios con minerales y hay que aprovecharlos para mejorar las cadenas de suministro y asegurar la producción de energía verde».
La afirmación de uno de los hombres con más poder del mundo árabe, con un patrimonio personal con 12 ceros -20 billones de dólares-, pesa más que una simple fanfarronería de un discruso político. Basta con pasar unos días en la capital del reino saudí para comprobar que Arabia Saudí se enfrenta a un momento trascendental de cambio en el país. Los últimos días son buena prueba de ello: Arabia Saudí ha albergado la Supercopa de España -incluído el clásico de nuestro fútbol-, el Rally Dakar y ha recibido a Cristiano Ronaldo, centrando miradas desde todas las partes del mundo. Las grúas se alzan sobre un horizonte desértico en el que, de repente, aparecen imponentes rascacielos. «Somos un gran país con mucho dinero y queremos hacer algo con ello, que el mundo sepa quiénes somos», señala un guía local a El Independiente. Las vallas que cubren las obras dibujan un skyline todavía en proceso y revelan la gran ambición del reino, ‘Saudi Vision 2030’, una estrategia con la que Arabia Saudí aspira a diversificar su economía, sustentada en el gas y el petróleo, para centrarse en «el tercer pilar», la minería, clave para hacerse con las materias primas necesarias para llevar a cabo el salto a la energía verde.
El gobierno saudí quiere hacer llegar a la población el mensaje de que la minería es parte de la solución a las emisiones de carbono mundiales y que las regiones con minerales deben estar abiertas a extraer las materias primas. La intención de Arabia Saudí no es solo la de liderar la transición energética, sino que se pretende hacer del reino «un centro mundial de las empresas de sostenibilidad», como describió Abdulaziz bin Salman Al Saud. Una de las metas de Saudi Vision 2030 es establecer una estructura que sea capaz de soportar la expansión minera en la región. El plan es que Arabia Saudí juegue un rol de centro minero que sirva de enlace entre África y Asia central. La inversión en tecnología no solo se centrará en minería, también se apunta a la descarbonización de la industria global con programas centrados en el hidrógeno verde y otras energías renovables.
«Tenemos que estar orgullosos de la unión entre la forma de pensar del gobierno y de los empresarios. Este país puede ser importante en producción metales. La revolución de la tecnología, aunque haya tenido sus obstáculos, llegará a éxito. Nosotros tenemos que dar marcos regulatorios que ayuden. Tengo mucha esperanza en el futuro», añadía el ministro de Industria y Recursos Minerales de Arabia Saudí Bandar Alkhorayef, que subrayó la importancia de acelerar los trámites para la explotación minera. «El cambio en este ámbito es que tenemos que ver cómo podemos agilizar el tiempo necesario para ayudar al inversor. Un inversor no puede esperar 7 años para validar su proyecto. Hay que proporcionar un clima adecuado para ello. La combinación de todo hace que Arabia Saudí sea un gran mercado y un lugar atractivo para la inversión».
Para los saudíes, «esta década es la más importante que la minería y el mundo han enfrentado en un siglo» como consecuencia del reto de la descarbonización de la energía fósil hacia las renovables. El viceministro de Minería de Arabia Saudí, Khalid al-Mudaifer, aseguró recientemente en la conferencia de Londres M&M (Mines and Money) que «esta parte del mundo jugará un papel vital en el crecimiento exponencial en la demanda global de minerales críticos necesarios para una sociedad descarbonizada».
‘Saudi Vision 2030’, el marco que emplea Arabia Saudí para impulsar su riqueza, espera triplicar la contribución de la minería al PIB a 64 billones de dólares así como crear más de 200.000 empleos. El Departamento Nacional de Industria Desarrollo y Logística estima que el país albergará alrededor de 1,3 trillones de euros en depósitos minerales sin explotar, incluídos 321 billones de euros en fosfato, 229 billones de euros en oro, 222 billones de euros en cobre y 138 billones de euros en zinc.