Fue la primera mujer en convertirse en tenista profesional. Alcanzó 31 títulos de Grand Slam, ganó seis veces el Campeonato de Wimbledon y obtuvo tres medallas en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. La segunda pista del complejo Roland Garros lleva su nombre. Conocida como «la divina», además de ser una estrella en la pista, ha pasado a la historia por revolucionar la vestimenta que las mujeres llevaban en el tenis.
Suzanne Lenglen ació el 24 de mayo de 1899, hoy hace 124 años, en Compiègne, al norte de Francia, a unos 90 kilómetros de París. Su padre, Charles Lenglen, tenía una franquicia de autobuses, pero era un gran aficionado al tenis. Desde que Suzanne era pequeña, a pesar de tener muchos problemas de salud que derivaron en asma crónico, quiso que su hija se dedicara al tenis. Le colocaba pañuelos por la pista de tenis y el reto consistía en que ella los acertara.
Fue la primera mujer en jugar en pista con los brazos descubiertos y una falda que le cubría por debajo de las rodillas
A los 10 años le regaló su primera raqueta, una Driva Champion. Y todo lo demás vino rodado. Los campeonatos, los premios y las polémicas por su comportamiento y su vestimenta. Precisamente en su primer torneo en 1912, su rival, Madame Butloc, se negó a jugar en un primer momento contra Lenglen por considerar inadecuado que fuera vestida de marinera.
Lenglen perdió aquella final, pero meses más tarde se convirtió en la tenista más joven en ganar el Campeonato Mundial de Pista Dura, récord que todavía sigue vigente. Lenglen tenía 15 años. Su rival, Germaine Golding, 12 años más.
Comenzaba así la carrera de la que sería la auténtica diva de la pista, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la interrumpió. Se suspendieron la mayoría de las competiciones nacionales e internacionales y la carrera de Lenglen quedó paralizada.
Con el final del conflicto bélico, la tenista volvió a la pista y lo hizo por todo lo alto. En 1919 derrotó en Wimbledon a la siete veces ganadora Dorothea Lambert Chambers y se consagró como ganadora de su primer Grand Slam. Desde entonces no se bajó del podio. Ganó seis torneos de Wimbledon entre 1919 y 1925 y seis Roland Garros entre 1920 y 1926.
Icono de la moda
Todo en ella era diferente. Era amada y odiada. Entre set y set se tomaba una copa de coñac. Y no solo eso. Su vestuario llegó a levantar ampollas entre los aficionados. Fue la primera mujer en jugar en pista con los brazos descubiertos y una falda que le cubría por debajo de las rodillas.
Se plantó así en Wimbledon con un vestido que dejaba ver sus antebrazos, corto para aquella época, justo por debajo de las rodillas. Mientras, en el mundo del deporte la vestimenta de las demás jugadoras se caracterizaba por vestidos que cubrían todo su cuerpo. Se maquillaba antes de los partidos con un labial rojo y era común verla llegar con un abrigo de piel largo.
Lenglen fue todo un icono de la moda. Mujeres de todas partes imitaron su estilo. Pertenecía a la generación flapper, la de aquellas mujeres que utilizaban la moda como una forma de reivindicar su independencia. Lo hizo muchos años antes que la tenista Serena Williams, a la que también se le conoce por haber revolucionado la vestimenta de las mujeres en el tenis.
Detrás de su característico uniforme deportivo, un vestido plisado en crepe de China de color blanco, medias blancas, zapatos de ante del mismo color y la bandana que siempre llevaba en la cabeza se encontraba el diseñador Jean Patou. Fue tal su influencia en la moda que, en 1926, Vogue incluyó a la tenista de la mano del fotógrafo Steichen entre sus páginas.
El partido fallido
Lenglen estaba en su mejor momento. Su nombre acaparaba titulares. Todos estaban expectantes por los movimientos de la primera tenista de fama internacional. Al llamado partido del siglo, celebrado en el Carlton Club de Cannes, acudió tanta gente que no cabían en el estadio. Por primera vez, los aficionados estaban pendientes de un partido entre dos mujeres, pero no ocurrió lo que muchos esperaban.
Y es que Lenglen, a pesar de haberse consagrado como una de las mejores tenistas de la época, seguía enferma. Se enfrentó así a la estadounidense Helen Wills, el prodigio americano de la época. La francesa ganó por 6-3 y 8-6, pero estuvo al borde del desmayo durante casi todo el partido.
Lenglen se consagró una vez más como la gran estrella del tenis, pero en 1926 no se presentó a varios partidos, lo que marcó su carrera profesional. Poco más duró siendo la reina. Fue así como en 1927, con apenas 28 años, se retiró del deporte, abrió una tienda deportiva y escribió varios libros sobre el tenis.
Han pasado casi 100 años desde entonces, pero Suzanne Lenglen sigue viva en el mundo del tenis. Además de la segunda pista del complejo Roland Garros, el trofeo que recibe la campeona del torneo lleva su nombre.