La pelcula de los Daniels hace buenos los pronsticos, se convierte en la mejor del ao, logra siete premios y seala el camino de renovacin de Hollywood
Hollywood ha elegido a sus dos mesas. Los Daniels, a lomos del estudio de moda A24, son desde la madrugada del domingo al lunes los sealados para crear el elixir de la eterna juventud por decisin de una industria atemorizada y contra las cuerdas, no queda claro si solo envejecida o simplemente en estado de coma. Los siete Oscar de Todo a la vez en todas partes se antojan la definicin perfecta del miedo. O de la esperanza tal vez. Lo logrado por una pelcula que hace profesin de fe de su independencia deslenguada tiene pocos antecedentes. Que una comedia incatalogable y algo soez, que tambin es pelcula de ciencia-ficcin, cinta de accin y melodrama familiar recaude 73 millones de dlares y se encarame al puesto 27 de las producciones ms vistas del ao en Estados Unidos, y lo haga con una distribucin en salas que no alcanza a la mitad de sus competidores, solo quiere decir que las cosas han cambiado y que el pblico quiz es otro. Hay vida ms all de Marvel.
Pronto qued claro que, en ausencia de bofetadas, toda la noche era suya. En todas partes. O casi, con permiso de Sin novedad en el frente. Justo despus de que Guillermo del Toro de la mano de Netflix se hiciera con su Oscar a la pelcula de animacin por su versin stop-motion de Pinocho, Ke Huy Quan, antes conocido como Tapn en Indiana Jones, se emocionaba. Y lo haca a lo grande por su estatuilla como mejor secundario. Poco importaba que el suyo fuera el premio ms evidente, el que no admita duda alguna, el que peor se pagaba en las apuestas. Para un hombre que primero fue refugiado, luego nio prodigio en la pantalla, ms tarde actor fracasado durante ms dos de dcadas y, por fin, simplemente actor, el premio le supo a gloria. “El verdadero sueo americano”, dijo a voz en grito. Y son convincente. Fue el primero.
Acto seguido, tocaba la prueba de fuego. O del algodn. Si Jamie Lee Curtis, sobre las quinielas la segunda opcin tras la favorita Angela Bassett, lograba su Oscar, eso quera decir algo. Y as fue. Fue algo. Su discurso, que no result menos emocionante que el de su compaero de fatigas y reparto, dejaba claro su magisterio y dinasta. No en balde, la que hablaba (todos en pie) no slo es la Reina para siempre del Grito tambin es hija de Tony Curtis y Janet Leigh. Ms tarde, en el backstage y ante la prensa, su discurso apasionado y sin complejos a favor de la mujer, de su hija trans y de las polticas inclusivas dej claro que su reinado va mucho ms all de los decibelios. Enorme.
Y as fueron cayendo, uno tras otro, todos los dems. Tras convertir el laberntico amontonamiento de planos entre mundos paralelos y posibles en el mejor montaje del ao para Paul Rogers, lleg el turno para los directores que tambin son guionistas. Se levantaron enfebrecidos y felices Daniel Kwan y Daniel Scheinert y, los mismos que convirtieron a Harry Potter en una moto natica propulsada a pedos (eso ocurri en su cinta anterior Swiss Army Man), se coronaron, ya se ha dicho, como mesas del nuevo tiempo. Quedaba el momento ms caliente de la noche antes de llegar a la cumbre, al fin, al Apocalipsis. Sera Michelle Yeoh capaz de derrotar a la todopoderosa Cate Blachett? Y tambin fue. Todo fue. Yeoh, herona de mil patadas y pimera mujer de origen asitico en lograr lo logrado, llor. Y volvi a hacerlo. Y una vez ms. El anuncio de la pelcula del ao se antoj puro trmite. Pobre Spielberg.
Y en lugar de excepcin, a la derecha del ganador, Sin novedad en el frente, de Edward Berger. Para la superproduccin alemana basada en la novela de Erich Maria Remarque con el sello Netflix fueron los premios de fotografa (brillante el tono elegiaco, gris y sangrante de James Friend), el diseo de produccin contra todo pronstico (delirante el paseo por las tripas de las trincheras que facilitan Christian M. Goldbeck y Ernestine Hipper), la banda sonora intensa, chirriante y obsesiva de Volker Bertelmann y el que designa a la pelcula internacional (lstima Argentina 1985). Gran logro, por fin de Netflix, que convierte en cuatro Oscar sus nueve candidaturas. Tambin esto apunta al futuro. Y no slo por Netflix, sino por Alemania. Moraleja: Hollywood quiere deslocalizarse.
Por su puesto y por importancia, Brendan Fraser y su redencin con La ballena, de Darren Aronofski. Para l fue el premio al actor del ao que vino a sumarse al del espectacular, ms aparatoso que conseguido realmente, maquillaje. De este modo, llegaba a su fin el paseo de lgrimas y acusaciones que inici en el Festival de Venecia. Bien por l. Bien por las amargas lgrimas de Fraser.
En el pelotn de un Oscar por cabeza: Wakanda forever, Ryan Coogler, Avatar: el sentido del agua, de James Cameron, Ellas hablan, de Sarah Polley, y Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski, que se llevaron, por orden, el de vestuario por las plumas; los efectos especiales por los Navi’i; el guin adaptado por feroz y radiantemente feminista y por el libro de Miriam Toews, y el sonido atronador de motores que despegan. Todos ellos y RRR, por su cancin Natuu Natuu, claro.
Y llegados a este punto. Ntese el hueco que deja Los Fabelman, de Steven Spielberg, y sus siete candidaturas fallidas. Ntese el agujero de Almas en pena de Inisherin, de Martin McDonagh, y sus nueve! nominaciones perdidas en Irlanda. Ntese el vaco que deja en la pista de baile de Elvis, de de Baz Luhrmann, y sus ocho… Toda una escabechina. Pobre Spielberg.
Sobre la gala poco que decir. Y eso que as dicho parece decir poco. En realidad es mucho decir. Jimmy Kimmel, el presentador, dijo lo justo para no ser ni aburrido ni ser noticia. Bien dicho. Convirti en chiste la bofetada del ao pasado de Will Smith una y otra vez (cansino), rindi pleitesa al superhroe Fabelman (es decir, el director ms nominado Spielberg) y sac a pasear un burro. Lo del oso, mal, todo sea dicho. Y luego se bail Natuu Natuu, que es como la Macarena, pero a lo bestia. Qu bien ellos y qu mal Rihanna. Por supuesto, todo eterno. Como siempre. Cambiar el mundo, cambiar Hollywood, pero los Oscar siguen en el mismo sitio.
Y as las cosas, todo para todo. Empieza un todo nuevo tiempo. O esa es la idea. Pobre Spielberg.
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