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Vox busca remontar ante la “tibieza” del PP

Después de meses difíciles, Vox ha tomado una gran bocanada de aire y empieza a recomponer su agenda política. E incluso pugna por condicionar la de los partidos con los que compite directamente en el espacio del centroderecha, como son el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), que empieza a mostrar afinidades en cuanto a demandas. El ‘caso Olona’ y los sucesivos problemas internos que la formación ha albergado desde septiembre parecen haberse superado. Al menos de cara al público. Y eso ha permitido a los de Santiago Abascal volver a focalizar su actuación en desgastar al Gobierno lo máximo posible para competir directamente con los populares de Feijóo, quienes en los últimos meses han llegado a hacerse, bajo la visión del barómetro 40dB para El País con casi 400.000 papeletas ‘verdes’ y uno de cada diez votantes de Vox. Recientemente, NC Report, para La Razón, duplica esa fuga a más del doble, a 881.000 votos que se decantarían, ahora, por Feijóo.

El primer movimiento autónomo de Vox, para destacar sobre el PP en lo que se refiere a la reacción a la derogación de sedición, ha sido el de convocar para hoy una manifestación en Barcelona a mediodía, que se iniciará en Plaza Universidad. A ella, el partido ultraconservador ha añadido otra el domingo 27 de noviembre en Madrid en la Plaza de Colón, icónica ya para Abascal donde en 2019 salió reforzado y consiguió unir al resto de lideres del arco político que aspira a dominar; por entonces Pablo Casado y Albert Rivera. Ésta, se complementará con otras frente los ayuntamiento de las capitales de provincia. Frente a ello, el PP estudia hacer movilizaciones en la calle, pero en ningún caso Feijóo quiere reeditar la ‘foto de Colón’ con Abascal ni participar conjuntamente en cualquier protesta. Y eso el líder de Vox lo sabe, que alude a las preferencias del gallego por el PNV.

Esta convocatoria hecha por Vox llega tras meditar el mejor movimiento una vez vista la reacción de Feijóo, que horas después a que el Grupo Socialista y el Confederal de Unidas Podemos registrase en el Congreso de los Diputados anunció su intención de revertir la reforma del Código Penal si llega al poder. Abascal y los suyos difunden la duda y sugieren: «¿Con quién va a hacerlo, con el PNV?». Así lo han trasladado fuentes de la dirección nacional a El Independiente y lo confirmó el propio presidente de Vox en una entrevista en esRadio; en la que denunció el rechazo del PP a desarrollar «acciones conjuntas». A las manifestaciones, se le ha unido una recogida de firmas contra el Gobierno y el presidente Pedro Sánchez.

Vox quiere frenar la fuga de votantes y que retornen los que se han marchado al PP en el último mes: entre 400.000 y 881.000

El segundo paso, ha sido el de meter presión a Génova, alineándose con la demanda de Cs, que por la falta de capacidad parlamentaria, opta por que el PP encabece una moción de censura -se necesitan 35 diputados como mínimo-. En Vox saben que los números no dan, aunque como Cs, contemplan que puede ser una buena herramienta de desgaste para Sánchez; así como un elemento que interrumpa la tramitación urgente de la proposición de ley que busca «reemplazar» el delito de sedición por el de desorden público agravado. También cualquier disposición para tocar el delito de malversación. Sin embargo, fuentes del PP afirman que se niegan a dejarse condicionar por Abascal o Arrimadas, y creen que la verdadera moción de censura será en mayo, en las elecciones municipales y autonómicas.

Como Cs, en Vox apelan a «la cobardía» de Feijóo, por estar pendiente de los sondeos. Mientras que los naranjas consideran que el PP tiene que dar un golpe firme sobre la mesa y marcar posiciones frente a Sánchez, desde el tercer grupo nacional, además, se lamentan de que «siempre» sean los representantes de Vox «quienes tomen la iniciativa»: «Eso no puede ser», insisten fuentes parlamentarias. Si bien es cierto que, después del encuentro de Feijóo y Abascal en el Eurostarts Madrid Tower a finales de septiembre, las relaciones entre verdes y populares se han abierto -Casado las rompió abruptamente tras la moción a Sánchez encabezada por Abascal en octubre de 2020-, Vox cree que la ausencia de «movimiento» será «perjudicial» electoralmente por el PP. «Saldrán más debilitados», advierten las mismas fuentes.

El planteamiento que hacen en Vox es que una gran parte del electorado del PP que lo respalda por su defensa férrea del constitucionalismo y la unidad de España, pueda llegar a no sentirse identificada. Y decida optar por la formación después de las salidas producidas desde abril hasta ahora, cuando vieron una apuesta segura en el ‘efecto Feijóo’. Y por ello, se reivindican como la «autentica oposición» al Ejecutivo. Sobre esta capacidad, que supondría, en definitiva, recortar distancias con el PP y garantizar ser determinantes de cara a la conformación de distintos gobiernos a nivel local y regional, así como tras las generales, El Independiente ha preguntado a especialistas en materia electoral.

El experto en Comunicación Política y Asuntos Públicos, Eduardo Bayón, sin embargo, baja estas expectativas y considera que «a Vox le puede venir bien» estas cuestiones que hoy están sobre la mesa solo «si se consolidan dentro de la agenda» a largo plazo. Precisamente, el Ejecutivo ha dado luz verde a la demanda penal de ERC para la aprobación de los PGE y para que en el momento electoral ya no estén vigentes. No obstante, la cuestión de la ley del ‘solo sí es sí’ puede prolongarse si Moncloa no la subsana a tiempo, algo a priori complicado.

‘Ley Montero’, la última divergencia con el PP

Una de las principales conclusiones que sacaron Feijóo y Abascal en la reunión de septiembre es que comparten el diagnóstico de la realidad española, pero no la solución. Eso ha quedado reflejado en relación a la reforma de sedición y la malversación, pero también en lo que se refiere a las negociaciones ya rotas del CGPJ: el fin es garantizar la independencia judicial, pero el método para conseguirlo, que en definitiva es el diálogo previo con el PSOE no es aceptado. Del mismo modo, tampoco comparten líneas de actuación en la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, objeto de polémica esta semana por la rebaja de las penas y la revisión a la baja de las ya impuestas; y una norma a la que ambos partidos se opusieron en la votación del Congreso en mayo y, tras corregir una enmienda del Senado, en agosto.

Génova y Bambú coincidieron el el rechazo a la ley, pero han reaccionado distinto al problema judicial generado. Por un lado, Vox ha registrado en el Congreso una proposición no de ley para reprobar a Montero y exige su dimisión apuntando directamente a la ministra. Asimismo, ha anunciado un recurso ante el Tribunal Constitucional de la ley del ‘solo sí es sí’, que será el número 43. Frente a Vox, que aboga por utilizar todos los recursos posibles para oponerse a este tipo de leyes que considera «ideológicas», el PP ha optado por una postura más serena.

Feijóo no ha pedido la dimisión de Montero, pero si apela a que Moncloa tome la decisión más acertada. En sus dos últimas comparecencias, el líder del PP ha pedido a Sánchez «decidir si la responsabilidad última de esta desprotección de las niñas, adolescentes y mujeres españolas es de la ministra de Igualdad, de la de Justicia, o de las dos a la vez». «O directamente asumir él toda la responsabilidad», detalla. Por el lado legislativo, el PP ha presentado en las Cortes una PNL para modificar la legislación, e incluso, se ha mostrado dispuesto a apoyar al PSOE para solventar la «chapuza legislativa». Algo que, pese a todo, no se dará porque supondría el truncamiento definitivo de la alianza con Unidas Podemos y la precipitación de comicios.

Confusión estratégica

Independientemente de si este tema y los anteriores se consolidan en la agenda, a Vox se le une otra «dificultad» que se alinea con la posibilidad de que se reabran heridas internas dependiendo de los movimientos que haga Olona. Sobre todo si da el paso electoral. Bayón explica que los de Abascal «se encuentran en un momento de confusión estratégica», especialmente porque «la fase expansiva» y de crecimiento electoral «se ha terminado» con un máximo de 52 escaños en la cámara baja. Entonces, la única alternativa de crecimiento depende del propio PP.

Si Feijóo sigue queriendo calar en dos nichos a la vez, a derecha y a centro, incluso entre los votantes decepcionados de Sánchez, tendrá problemas para la construcción de un relato coherente. «Vox puede salir fortalecido si explota sus mensajes y se sitúan más acordes al electorado de derechas que a los que tenga el propio PP», puntualiza Bayón. Aun así, esa normalización de diálogo con Feijóo y la necesidad de entendimiento en un momento dado para cogobernar, les lleva a un resquicio. «Ya no existe la tensión competitiva de hace meses, por lo que su capacidad de arrastrar o generar contradicciones en el PP va a ser mucho menor», señala.

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