Podría parecer una impostura, una mera tregua, como ocurría en ocasiones en el pasado. Pero la dirigencia socialista se afanaba en subrayar que no, que de allí, de la sede de Ferraz, salían más «unidos«, de modo firme y sincero, tranquilos, con «ilusión» y con el convencimiento de que las urnas no se torcerán. El partido está «a piñón«, como se congratulaban en la Moncloa. Y ahora se conjura para abstraerse del «ruido» exterior y combatir los «ataques» de la derecha y centrarse en lo cree importante: explicar su gestión, la del Gobierno y la de sus presidentes autonómicos y alcaldes.
Ese mensaje fue el que proyectó el PSOE este sábado tras la reunión de su máximo órgano de dirección, el comité federal. Que pese a las turbulencias de esta legislatura, a los choques con los morados en el seno de la coalición, a medidas controvertidas como la rebaja de la malversación o los efectos «indeseados» de la ley del solo sí es sí, que pese al estallido de presuntos casos de corrupción como Mediador, no hay que desviar la atención ni la mirada. Que lo importante son las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, y hacer valer las «transformaciones» impulsadas por los socialistas desde el poder.
Sánchez contrasta su gestión con la agenda «antisocial» del Ejecutivo de Rajoy, que situó España «al borde de la fractura» y que «chapoteó en la corrupción»
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, marcó la hoja de ruta: el partido propone a los españoles que «defiendan lo que piensan», como reza el lema de precampaña estrenado hace un semana. «Y lo que piensan es lo importante, no el ruido o la descalificación de quienes nada tienen que ofrecer salvo el insulto, descalificación o declaraciones de odio. Lo que piensa la mayoría es muy importante» sobre la sanidad o la educación de sus hijos, la dependencia de los mayores o la emancipación de los jóvenes, mantuvo el jefe del Ejecutivo.
En su discurso [aquí en PDF], de arenga y ánimo a los suyos pero ayuno deliberadamente de anuncios, desgranó algunas de las principales medidas adoptadas por su Gabinete, deteniéndose en la última de ellas, la reforma de las pensiones, ejecutada con acuerdo con los sindicatos y garantizando la «paz social«. Era inevitable pensar en lo que está ocurriendo en Francia, un país en llamas precisamente por el nuevo modelo de jubilaciones propuesto por Emmanuel Macron. Sánchez hizo hincapié en la agenda de «avances» desplegada por la coalición, en su acción de gobierno volcada en la «mayoría social«, en el contraste con el Gobierno «antisocial» del PP que había «situado a España al borde de la fractura, también territorial, y que chapoteaba en la corrupción».
En la veintena de intervenciones que siguieron a la del líder no hubo tampoco asomo de autocrítica, ni se alimentaron polémicas. Los discursos convergieron, fueron de «unidad». El sí es sí, por ejemplo, se tocó tangencialmente y para elogiar, así lo hizo el secretario general y vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, la reforma de la ley impulsada por el ala socialista del Gobierno. No hubo tensiones. Tampoco por las candidaturas: el comité validó las listas autonómicas y las municipales —para ciudades de más de 50.000 habitantes— sin problemas, salvo flecos pendientes como las planchas de Almería capital y de los cabildos de La Gomera y El Hierro. «Muy buen clima y muy buen tono. Apoyo a la acción del Gobierno, ánimo, ilusión, orgullo por la labor hecha», resumía un barón que se reconocía optimista ante el 28-M. «Una balsa de aceite«, resumía otro miembro del órgano, «un comité muy preelectoral», de cierre de filas, subrayaba otro líder territorial. «¡Un paseo! —exclamaba otro secretario general—. Nada destacable. Unidad y acción común. Ha sido un buen comité».
Bien es cierto que a la cita de este sábado no acudieron, por contratiempos de última hora, los dos barones más críticos, los presidentes de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page —no viajó a Madrid por la muerte de un ganadero albaceteño, Daniel Ruiz, amigo personal—, y de Aragón, Javier Lambán —por un imprevisto familiar—. Sí se contaba con la ausencia del valenciano Ximo Puig y la balear Francina Armengol, en ambos casos por razones de agenda institucional. El president sí sintoniza con el proyecto de Ferraz, aunque ha marcado distancias en los últimos meses con Sánchez.
Hay «vida más allá de la M-30», «y muy intensa»
Los barones que sí se desplazaron hasta Ferraz sí hicieron hincapié en que confían en que el «ruido» no les afecte en sus comicios. «Hay mucho ruido en la política madrileña. Da la sensación de que no hay vida más allá de la M-30, y sí la hay, y muy intensa», señaló el presidente asturiano, Adrián Barbón, que recalcó que haría campaña poniendo por delante su tierra. «Y más allá del ruido —siguió—, no tengo la costumbre de entrar en descalificaciones, ni insultos, ni ataques, y me centro en lo importante». «Tenemos la suerte de que estamos trabajando muchísimo en el territorio —apuntaló la presidenta de La Rioja, Concha Andreu—. Hay muchísimas cosas que explicar a la ciudadanía, y explicándolas de manera directa y cercana hace que lo que pase fuera de nuestro territorio quede como lejano. Y las noticias vuelan, es todo rapidísimo».
«A tope estamos«, valoró el secretario general madrileño, Juan Lobato, «con mucha energía e ilusión», «muy contentos y con mucha ambición», apostilló, destacando las más de 200 iniciativas legislativas aprobadas por el Gobierno de coalición. Para su homólogo en Castilla y León, Luis Tudanca, el PSOE «está bien, en un buen momento», y desde su región quiere enseñar «lo que no debe pasar», que se repliquen «minigobiernos de derecha y la ultraderecha». «Estamos a la política municipal», aseguró por su parte el alcalde de Vigo, Abel Caballero, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), cuando se le preguntó si dañará en las locales las dinámicas nacionales. «Vamos a subir«, sostuvo.
Pero las declaraciones públicas, ante los medios, se correspondían con el tono de las intervenciones a puerta cerrada. «Hay optimismo e ilusión, he visto al partido al completo en esa onda«, resumía un barón a la salida. «La unidad no es impostada, es real», indicaba uno de los veteranísimos del partido que ha vivido en primera línea guerras internas del pasado. Otro integrante del comité describía la sensación de «cabreo» con los «ataques» que el partido está recibiendo. «Y de ahí también el cierre de filas. La gente ha estado muy en clave de ‘ojo, que vienen a por nosotros’. Vamos a tener un mejor resultado del que se cree». Quizá uno de los que mejor glosó la tarea por delante fue el primer secretario del PSC, Salvador Illa: «El contexto de esta legislatura está siendo muy complicado. Ni este ruido, mucho de él inducido, ni el calendario electoral que hay que afrontar deben apartarnos de los ejes y vigas maestras de nuestra acción de gobierno, que es muy buena».
El PSOE, por tanto, está mentalizado de que debe apartarse de las polémicas para volcarse en la explicación de la gestión. Y lucir orgullo de partido. A eso les conminó el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, secretario de Política Autonómica de la ejecutiva de Sánchez. Les dijo a sus compañeros que no renuncien «a lucir marca sin complejos«, porque las siglas socialistas siguen siendo un activo en las urnas. Una intervención, la de Vara, muy aplaudida. Como también los miembros del comité agradecieron el discurso del ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, invitado al comité para explicar la reforma de las pensiones aprobada el jueves pasado en Consejo de Ministros extraordinario.
Torres menciona el ‘caso Mediador’
No se plasmó inquietud por el sí es sí. Como tampoco hubo apenas alusiones al caso Mediador. Sí lo citó el presidente canario, Ángel Víctor Torres, para subrayar que mientras en el PSOE se aparta a quienes tienen comportamientos presuntamente corruptos y conductas reprochables —como el recurso a la prostitución—, como se ha hecho con el exdiputado nacional Juan Bernardo Fuentes Curbelo (Tito Berni), otros, en referencia al PP, «expulsan a los que denuncian la corrupción», como sucedió con el defenestrado Pablo Casado.
La dirigencia socialista salió enchufada tras un comité federal sosegado y corto —en torno a tres horas y media—, aunque también consciente de que el camino no está libre de obstáculos. «Estoy convencido de que habremos podido vencer los nubarrones —aseguraba un alto cargo institucional—. Pero siempre hay dificultades que superar. Nuestra historia va de eso. La campaña y lo que queda de legislatura nos lo van a poner difícil y feo, sin duda. No por el ambiente en la calle, sino por el entorno mediático, económico y político de la derecha».
La reunión sí fue sacudida por el fallecimiento de Pedro Solbes. La noticia trascendió mientras se seguían las intervenciones a puerta cerrada. A la salida, miembros del Ejecutivo como Teresa Ribera o Pilar Alegría, o el extitular de Justicia Juan Fernando López Aguilar, que compartió con él el Consejo de Ministros con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa, expresaron su consternación por la muerte del exvicepresidente del Gobierno. El partido lanzó un comunicado oficial de pésame y de agradecimiento a su labor. También Sánchez, en su intervención final, se declaró «sobrecogido» por la defunción de Solbes.