El expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha alertado del «próximo precio» que pagará Pedro Sánchez a la izquierda abertzale por su apoyo: «Pronto veremos a esos presos que ha acercado paseando por las calles del País Vasco, habrá una suelta general de presos ahora en prisión y pronto veremos una consulta en el País Vasco». Aznar ha participado en un acto electoral celebrado en Bilbao en el que ha arropado a los candidatos del PP vasco. Aznar ha alertado de que Pedro Sánchez estará dispuesto a pagar «el precio que sea por continuar en el poder». Una contraprestación de la que también ha advertido en el caso de sus socios de ERC «será una consulta soberanista»: «No la llamarán referéndum sino consulta. ¿Cómo se va a negar a una consulta?».
El líder popular ha centrado su intervención en un céntrico hotel de la capital vizcaína en la colaboración que tanto con EH Bildu como con ERC han brindado y que «seguirán» dando al Gobierno de Pedro Sánchez si no se impide en «este proceso en dos actos que son estas elecciones y las generales de dentro de seis meses». Ha denunciado que en España «hay un gobierno, perdón, debería haber un gobierno», incapaz de velar por los valores constitucionales y por fortalecer las instituciones. «En cambio tenemos un gobierno extremista con el partido de Pedro Sánchez, no el PSOE, junto a extremistas y comunistas y apoyado por los ‘buscarecompensas’ del PNV».
Ha advertido de que ya pagó el primer precio en forma de blanqueamiento a la izquierda abertzale y el ‘olvido’ hacia «el golpe de Estado de los independentistas catalanes a los que ahora les ha eliminado delito de sedición y malversación». Aznar ha insistido en la necesidad de «rearmar» el Estado de derecho frente a quienes quieren acabar con él y para defenderse de un presidente que se ha convertido «en un problema constitucional»: «Tenemos derecho a defendernos». Por ello ha subrayado que el único «bloque de contención constitucional es el PP, el único que puede evitarlo».
Ha lamentado que en el País Vasco se viva un evidente «declive demográfico, social y económico», del que ha culpado a las políticas nacionalistas del PNV. Ha apuntado que el sectarismo y la exclusión han caracterizado las políticas llevadas a cabo en Euskadi.
Censo vasco «pervertido»
El expresidente Aznar ha visitado por primera vez la capital vizcaína en esta campaña electoral. Una ciudad por la que al igual que en esta ocasión hace la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, concurrió de modo simbólico en la lista del PP al Ayuntamiento de Bilbao en 2012. Si Ayuso centró el pasado sábado su mensaje en Bilbao en las listas de Bildu y su posible ilegalización, Aznar también ha recurrido a la polémica de los expresos de la banda en las listas de la coalición de la izquierda abertzale que centró la primera semana de campaña electoral para el 28-M.
El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, ha participado en el acto electoral en el que ha reiterado sus críticas contra EH Bildu. Ha asegurado que durante muchos años ETA «pervirtió el censo vasco» forzando a miles de ciudadanos vascos a abandonar Euskadi «para salvar sus vidas» y que décadas después no han regresado: «Es un relato que algunos quieren tapar».
Iturgaiz ha señalado que en este tiempo postETA la izquierda abertzale ha sido normalizada y «blanqueada» hasta el punto de ser un socio preferente del Gobierno de España y aliado en muchos municipios vascos: «La historia no debería ser que los verdugos triunfen sobre las víctimas, será algo que nos avergonzará a los vascos si dejamos que nuestros asesinos gobiernen las instituciones». El líder de los populares vascos ha denunciado que los «proetarras gobiernan este país por obra y gracia de Pedro Sánchez. Ha acusado al presidente del Gobierno de «callar» ante Bildu y de favorecer su «blanqueamiento»: «No aceptamos ni una lección de quien ha pactado y seguirá pactando con Bildu».
Iturgaiz también ha arremetido contra el PNV, «el partido de la corrupción, la mala gestión y el clientelismo». Ha acusado a la formación de Andoni Ortuzar de actuar como si el País Vasco le perteneciera, «y los no nacionalistas estuviéramos de alquiler en este territorio».