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casi cuatro años cerrada por obras

«¿Cuánto lleva cerrada la Biblioteca Manuel Alvar?». El nombre de esta cuenta de Twitter, creada en mayo de 2022, sirve desde entonces para seguir el día a día de esta biblioteca de titularidad estatal pero gestionada por la Comunidad de Madrid, que fue clausurada el 22 de abril de 2019 para realizar en sus instalaciones unas obras de carácter urgente. Casi cuatro años después de aquello sigue cerrada, mientras las quejas vecinales aumentan y el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid se achacan mutuamente la responsabilidad. Mientras tanto, día tras día el perfil de Twitter actualiza el mismo mensaje programado. «La Biblioteca Manuel Alvar cumple hoy 1382 días cerrada. Esto es un retraso de 1.129 días respecto a la previsión inicial«, se leía en el último tweet, publicado ayer mismo.

El Ministerio de Cultura explica que fueron ellos los responsables de cerrar la biblioteca en abril de 2019 para realizar unas «obras de emergencia para la subsanación de problemas de seguridad y climatización», las cuales aseguran que «se desarrollaron según lo previsto y se dieron por finalizadas el 14 de febrero de 2020». Pero a partir de ese punto el tema se complica, porque cada institución da una versión completamente diferente. Desde el Ministerio aseguran que una vez se habían terminado las obras la Comunidad «consideró realizar otras actuaciones en el edificio» que no llevaron a cabo nunca. En vista de la situación, fue el propio Ministerio, siempre según su relato, quién decidió asumirlas y encargarse de completarlas, algo que explicaría el retraso de la reapertura, aunque insisten en que la gestión del edificio es «exclusiva» de la Comunidad de Madrid.

Desde el gobierno regional concuerdan en que fueron ellos los que propusieron realizar otras reformas que en principio no estaban previstas (en concreto mejoras de accesibilidad para los usuarios y resolver un problema técnico vinculado al sistema eléctrico y de aire acondicionado). Pero rechazan que el retraso sea culpa suya. Según explican, al Ministerio le pareció bien la propuesta y aceptó incluir las nuevas obras en el mismo proyecto que las reformas iniciales y hacerse cargo de ellas. Una decisión que desde la Comunidad consideraron «razonable» porque suponía un «acuerdo mutuo» y una «colaboración entre administraciones». Así que apuntan al Ministerio como el único responsable de dar explicaciones sobre el retraso. 

Licitación en marcha

Sea como fuere, lo cierto es que en los últimos días ha habido novedades sobre el tema. Y es que el pasado 17 de enero salió publicado en el Boletín Oficial del Estado el anuncio de licitación para las obras de reforma y adecuación de la Biblioteca Manuel Alvar, con un valor estimado de  148.000 euros. El plazo para presentar ofertas o solicitudes de participación finaliza el próximo 28 de febrero a las 13:00, tras lo cual podrían comenzar unas reformas que llevan planteadas desde 2020.

Mientras tanto, con el objetivo de «paliar en la medida de lo posible las consecuencias» del cierre de la biblioteca, la Comunidad de Madrid explica que han dotado al distrito de Salamanca con dos bibliobuses, que permanecen de lunes a viernes en la Avenida de los Toreros nº 13 y en la Avenida de Bruselas nº 51-53, y que el Ayuntamiento de Madrid ha habilitado a su vez una sala de estudio y préstamo en la calle Núñez de Balboa, 40. Además, fuentes regionales apuntan que han destinado 1,25 millones de euros para sustituir todo el mobiliario interno del edificio y adaptarlo a las nuevas obras, para que cuando las reformas finalicen ellos puedan «entrar y vestir la biblioteca» para no tardar en reabrirla.

Siete plantas y 600.000 documentos

En el Portal del Lector de la Comunidad de Madrid se explica que la biblioteca abrió en 1985 y se construyó sobre unos antiguos laboratorios farmacéuticos. Además, detallan que recibió el nombre de Manuel Alvar en 2003 cuando recibió los fondos personales del lingüista, que había fallecido en 2001. Actualmente el edificio cuenta con 6.580 metros cuadrados de superficie y siete plantas, y se considera «la única biblioteca pública del Estado» que alberga cerca de 600.000 documentos.

El centro disponía, además, 288 puestos de lectura y 34 para el uso de Internet. En sus instalaciones también se desarrollaban centenares de actividades al año, como talleres, cursos, cuentacuentos o exposiciones. Su amplio horario, que incluía fines de semana y festivos, se alargaba aún más durante las épocas de exámenes para adaptarse a las necesidades de los vecinos. «Ahí me estudié una oposición, y fue la primera vez que supe que también se hacía cola para entrar en una biblioteca. Una pena que siga cerrada tanto tiempo», se lamentaba un usuario de Twitter hace apenas unos días.

Ante esta situación, los vecinos llevan meses realizando pintadas en la fachada de la biblioteca para mostrar sus quejas. «Menos apuestas, más bibliotecas», «Las vecinas queremos biblios ya» y «¡3 años y medio cerrada, vergüenza!», han sido algunas de las que han podido leerse últimamente. Otras se escriben con exageradas faltas de ortografía, como la que puede leerse actualmente, «Havrid la vivlio. 1378 días cerrada», que el propio Jordi Évole colgó hace unos días en su cuenta de Twitter. 

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