La forma del PP de romper la negociacin ha supuesto un punto de inflexin para La Moncloa, muy molesta por la filtracin y cmo se hizo
La ruptura de las negociaciones entre el Gobierno y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional (TC) no slo ahonda la crisis institucional y constitucional que supone tener bloqueado el Poder Judicial, sino que deja importantes magulladuras entre PSOE y PP. La manera en que, al menos a da de hoy, ha saltado por los aires la negociacin desat un profundo malestar en La Moncloa. Pedro Snchez considera quebrada la confianza con Alberto Nez Feijo y ve cortocircuitada la posibilidad de emprender futuras negociaciones.
Gobierno y PP andan ocupados en descargar las culpas de la ruptura en el otro. Pero, ms all de las consecuencias para el Poder Judicial, se dibuja un horizonte difcil para futuros entendimientos entre los principales partidos polticos. Que Feijo comunicase el pasado jueves la ruptura desvelando una conversacin privada y mientras Snchez se encontraba incomunicado volando de Sudfrica a Angola, ha instalado un tremendo enfado en el presidente del Gobierno. No se pueden filtrar conversaciones.
Snchez considera quebrada la confianza con Feijo, que el lder del PP se ha saltado todos los cdigos. En La Moncloa advierten de que ahora tendrn que sopesar cualquier tipo de contacto con los populares, pues parten desde la desconfianza. La conclusin que saca el jefe del Ejecutivo y su equipo es que Feijo no tiene palabra. Creen que cualquier llamada o mensaje tendr que medirse. Y, eso, condiciona todo tipo de dilogo.
PSOE y PP mantienen interlocucin en el Congreso debido a la vida parlamentaria, pero el salto a grandes pactos de Estado se ensombrece. Hoy por hoy, parece que slo el aumento del gasto en Defensa, pactado con la OTAN, y el despliegue de dos buques destructores ms de EEUU en Rota, sellado con Joe Biden cuando visit Espaa en junio, puede llevarles por el mismo camino.
En La Moncloa hubo cierto optimismo cuando Feijo relev a Pablo Casado al frente del PP. Crean que, efectivamente, su aureola de ms moderado lo converta en un rival ms de ms empaque, pero tambin una persona con la que llegar a acuerdos. Pero no tard en instalarse el recelo. La opinin en el Ejecutivo es que el presidente de los populares de primeras muestra predisposicin pero luego dilata las decisiones y, al final, no se firma ningn pacto. Para eso ya tenamos a Casado, concluyen.
Ponen como ejemplo mximo la reforma del artculo 49 de la Constitucin para eliminar el trmino disminuidos de la misma, algo que consideran no debera ser problema.
Una muestra de que la reconduccin de la relacin es difcil es que el PP tiene el convencimiento de que Snchez miente siempre y que no es de fiar. En la entrevista que public ayer este diario, el negociador del PP, Esteban Gonzlez Pons, expuso que mientras Bolaos les daba a entender que no haba acuerdo con ERC para reformar el delito de sedicin, Snchez en su conversacin telefnica con Feijo confirm que s hay acuerdo. La conclusin que desprenden en Gnova es que los pactos de Estado llegarn con otro PSOE, pero no con Snchez.
Mientras, en el Gobierno sostienen que nada ha cambiado sobre la sedicin; no hay novedad. Consideran que es una excusa del PP para mantenerse en la rebelda constitucional. Reiteran en el Gobierno que existe un compromiso personal del presidente, de homologar el tipo penal de la sedicin al del resto de pases de Europa. Y que eso sigue vigente.
El Ejecutivo, donde existe tambin malestar por lo que consideran desplantes de los cargos del PP en los ltimos actos institucionales presididos por Snchez, insisten en que la Constitucin se va a cumplir, pero no ofrecen ms pistas. La estrategia pasa por trasladar el mensaje de que Feijo est fuera de la Carta Magna y eso es un problema. No son un partido de Estado.
No obstante, el escenario que se abre ahora sita al Gobierno en el mismo que se presentaba antes de abrir la negociacin con el PP. Retomar el nombramiento de los dos magistrados del Constitucional que le corresponden, toda una prioridad ahora, pese a las dudas jurdicas que existen sobre que pueda hacerlo sin que el CGPJ designe a los dos suyos.
En Moncloa consideran la opcin de que ante la ruptura unilateral del PP, los magistrados conservadores del rgano de gobierno de los jueces se avengan a negociar con el sector progresista los dos candidatos puede ser factible. Y designar estos magistrados del TC, lo que provocara una mayora progresista en este rgano, sera para La Moncloa todo un xito en estas circunstancias.
Conforme a los criterios de