El Ejecutivo magiar pide que la mujer presente un certificado que muestre que ha recibido información sobre los signos vitales antes de interrumpir el embarazo
El decreto del Gobierno ultranacionalista de Hungría que obliga a las mujeres a escuchar el latido del corazón del feto antes del aborto, ha entrado este jueves en vigor, en medio de críticas de ONG que defienden los derechos de las mujeres, mientras que organizaciones pro familia saludaron la decisión.
“La enmienda anunciada no es otra cosa que una medida dañina que solo sirve para humillar a mujeres que ya se encuentran en una situación muy difícil”, ha asegurado la ONG Unión por los Derechos Fundamentales (Tasz) en un comunicado.
Según Tasz, el Gobierno sólo quiere hacer más difícil el aborto y subraya que hasta la quinta o sexta semana del embarazo el latido del corazón no es detectable, lo que hace más difícil el proceso administrativo de la medida.
El ministro de Interior, Sándor Pintér, emitió el lunes un decreto que determina que antes de abortar, la mujer debe presentar un documento que certifique que ha recibido información sobre los signos vitales del feto.
Para ello, los médicos deben “proporcionar a la embarazada una indicación de los signos vitales del feto, de forma claramente identificable”, o sea, haciéndole escuchar el latido de su corazón, señala el decreto.
La organización Patent, por los derechos de las mujeres, ha asegurado que se trata “de un siguiente paso en un proceso” para hacer más difícil el aborto. “Es terriblemente perturbador”, afirma la ONG, citada por el diario digital 444.hu.
La Cámara de Médicos (MOK) denuncia que no fue consultada por parte del Gobierno y recuerda que actualmente los médicos también tienen que detectar los signos vitales del feto e informar a la madre sobre ellos. Así la MOK afirma que cuando el asunto “se sitúa en el espacio político solo se daña a todos los afectados”.
El Gobierno del primer ministro Viktor Orbán, en el poder desde 2010, sigue una política en defensa de la “familia tradicional”, tratando de dar vuelta a la disminución de la población, con pocos resultados hasta el momento.
La polémica medida fue saludada por la extrema derecha, como el partido Nuestra Patria que anteriormente ya había pedido una legislación de este tipo.
“El decreto de latido de corazón podría hacer que la madre reconozca el valor de la vida que se está desarrollando en su vientre”, ha saludado la medida la Federación de Ciencias Familiares, una organización de defensa de la vida.
La opositora Coalición Democrática, ha señalado que se trata de una medida “de inspiración de extrema derecha”, en alusión a Nuestra Patria.
“Vemos con preocupación lo que sucede en Polonia y Estados Unidos, no queremos que nuestro país siga esas ejemplos”, ha declarado el movimiento liberal Momentum, en referencia a las prohibiciones y limitaciones al aborto introducidos en esos países.
La actual ley de aborto, en vigor desde 1992, determina que hasta la semana 12 de la gestación, la mujer puede optar libremente por el aborto, y bajo ciertas condiciones, sobre todo si está en peligro la vida de la madre, también puede interrumpir el embarazo más tarde.
En Hungría, un país de 9,7 millones de habitantes, se registraron en 2021 casi 22.000 abortos y unos 93.000 nacimientos, según datos de la Oficina de Estadísticas.
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