A Laura Mesejo, gallega y madre soltera con tres niños, le sorprendió cuando organizando un viaje familiar a Barcelona se dio cuenta de que si iban los cuatro a la Sagrada Familia, a la casa Batlló y al parque Güell les costaba casi igual que si se iban dos días a Portaventura. «Quieres organizar un día cultural con los niños y por persona, como tienen más de 12 años, te sale por casi 40 euros cogiendo solo lo básico, nada de guías ni súper visitas, en cambio PortAventura eran unos 47 euros por persona pero dos días enteros. En todos los casos contando con el carnet de familia numerosa, que si no es el doble», asegura en declaraciones a El Independiente. «Al final por tres cosas que ves llenas de gente y en una mañana te cobran más que por un día en el parque de atracciones e igual que por todo el fin de semana, así que imagínate lo que elegimos», añade.
El turismo cultural supuso el 14,2% del total nacional en 2021, el último año del que hay datos, 6 puntos menos que antes de la pandemia cuando llegó a rozar el 20% de la motivación para montarse en un tren o coger un avión. Es decir, unos 8 millones y medio de viajes se realizaron con la finalidad de conocer a los que hay que sumar todos los que no viajaron con esa intención pero acabaron visitando algún monumento, catedral, la casa de un escritor o un museo. Pero no es lo mismo ir a la Catedral de Santiago que a la Almudena o la casa que Dalí le regaló a Gala que a la natal de Lorca. Tampoco al Prado que al Picasso de Málaga. Los precios se disparan dependiendo del lugar y hay veces que una visita cultural puede no estar permitida para todos los bolsillos por lo que se opta por otro tipo de ocio.
Vamos, muy capitalista el rollo de sacarle la pasta al turista y Dios que se vaya a otra casa más modesta, porque ni se le intuye»
Como dice Raquel Valdivieso, murciana de 34 años que vivió en Barcelona durante casi un lustro, «lo de la Sagrada Familia y la Catedral del Mar es de coña». «La verdad es que son una pasada, una maravilla, pero son casi 30 euros una y la otra como 10 . Vamos, muy capitalista el rollo de sacarle la pasta al turista y Dios que se vaya a otra casa más modesta, porque ni se le intuye», asegura y añade que su casa estaba muy cerca del parque Güell y que cuando ella vivía era gratis para todo el mundo. «Ahora vale 10 euros si no estas empadronado».
Ester Miravalles, de la misma edad y médico en la capital catalana, asegura que ella fue con guía a la Sagrada Familia y lo volvería a hacer «porque aunque es más caro sino no te enteras de nada». «No me parece bien que se pague por entrar pero es que es una pasada. Lo volvería a hacer sin duda pero claro yo voy sola no somos 5 de familia», asegura. Raquel también lo volvería a hacer pero ella con la Catedral de Santiago. «No pagué nada porque iba de peregrina y había misa (la entrada general son 12 euros y 10 si eres peregrino) e imagínate. Vivimos la full experience. Sólo tuvimos que hacer cola, pero vas con los peregrinos, gente de allí yes una misa como histórica, creo que es del siglo XV. Y lo del botafumeiro es impresionante y todo gratis. Mira la diferencia con Barcelona. Aquí no tienes que elegir entre comer o ver», sentencia.
También «gratis» es la Almudena de Madrid, en la que sólo tienes que aportar la voluntad, si es que la tienes. Ana Esteban fue las pasadas navidades y asegura que el no tener que pagar provoca malas experiencias. «Iba con mi marido y mis dos hijos y cuando me pidieron la voluntad le dije que no tenía suelto y me miraron fatal. Les ofrecí hacerles un bizum y me pusieron una cara… Al final, nos dimos una vuelta por la cripta, vimos la tumba de los familiares de Franco y de mucha otra gente ilustre que no me acuerdo y listo. Dudo mucho que si te cobrasen 10 euros de entrada la experiencia fuese la misma, creo que nos habríamos enterado de algo más. Por comparar, los free tours en los que te cobran al final se esfuerzan más y el concepto cambia», afirma.
Pero el caso de la Almudena es poco común. En España pocos monumentos históricos son gratuitos o se fían de la voluntad. Muchas de las catedrales que llenan el país rondan los 7 euros la entrada general aunque suelen ser gratuitas para los menores de 5 o 6 años y los desempleados. La más cara es la de Sevilla, 12 euros, y las más barata las de Granada, que acaba de celebrar su 500 aniversario y que sólo cobra 5 euros; y la de Santander que pide un euro.
«En el momento en el que para entrar a una iglesia o una catedral me piden dinero es que la veo por fuera, especialmente si me dicen que es un ‘donativo’, lo que es falso», asegura Rafael Ordóñez, de Madrid. Aunque no ocurre lo mismo con monumentos como la Alhambra de Granada, el Teatro de Mérida o la mezquita de Córdoba. «Hombre, por eso sí pago», añade Javier Mendiluce. Algo que es generalizado, los monumentos más visitados, tanto por nacionales como por público internacional, cuestan entre 10 y 20 euros (a excepción de la Sagrada Familia) casi lo mismo que las catedrales y estas reciben muchísimos menos visitantes.
«Es que si vale 19 euros la Alhambra y 12 la de Sevilla pues es que te hace pensar que la de Sevilla se ha subido la parra», asegura María González, que vive en Madrid y que también se niega a pagar por entrar en una catedral. Los números dicen que no es la única.
Casi 4 millones de personas, 3.781.845, visitaron la Sagrada Familia en 2022, de los cuales que un 17,5% era español. Una cifra altísima que superó todas las de años anteriores y que podría haber sido más alta porque según una encuesta que realizó el ayuntamiento de Barcelona hace unos años sólo el 20% de las personas que se acercan a la basílica diseñada por Antoni Gaudí entran en ella, el resto se queda en las inmediaciones. Se trata del monumento más visitado de España y el más caro, con un ticket general de 26 euros que engrosa los fondos con los que siguen terminando las obras. «La gente se queja pero todos pagamos, claro, los que podemos», añade Raquel.
Aquí vienen más a comer y la ven por fuera, se dan el paseíto alrededor que es muy bonito pero no entran»
Lo mismo ocurre con la Alhambra, en la que en 2022 casi 2 millones y medio de personas pagaron 19,09 euros (si era entrada general, sin ser visita guiada ni con audioguía) por poder visitarla o los 13 euros que pagaron un millón y medio de visitantes por ver la Mezquita de Córdoba. Muy lejos quedan monumentos como el Teatro de Mérida que rozó los 250.000 visitantes o la Catedral de Burgos, que en su mejor año, en 2021 por su bicentenario, llegó a los 200.000 a 10 euros la entrada de adulto.
Desde estos templos, más de 70 en España, siempre defienden que hay que cobrar entrada para su conservación, nada tiene que ver en los casos de las catedrales el estado o las consejerías de Cultura sino la Iglesia. Pero no todos pagan, muchos de los turistas que acuden y que no se contabilizan en su datos entran a través de las eucaristías para ahorrarse la entrada. «Claro, vas a misa y la ves gratis, no te tienes que quedar toda la misa», asegura Vicente, que vive en Burgos y jamás ha pagado por entrar en la catedral. «Yo es que creo que antes era gratis. De todas maneras aquí vienen más a comer y la ven por fuera, se dan el paseíto alrededor que es muy bonito pero no entra ni mucho menos todo el mundo», añade.
De Prado al Guggenheim
Las que lo tienen algo más fácil son las familias numerosas aunque no en todos los casos. Isabel, asturiana y madre de cinco hijos, recuerda que en la Alhambra les hicieron bastante descuento (unos 7 euros) pero que hay en muchos sitios que no sirve para nada el carnet. «En Altamira por ejemplo entramos gratis pero en Madrid depende de quien te atienda en cada sitio», asegura y critica que muchas veces solo se lo hacen si van todos juntos.
Los museos son otro apartado. Los más grandes de España: El Museo del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen, el Guggenheim, el MACBA o el Museo Picasso de Málaga va desde los 9 euros a los 15 para adultos y suelen ser gratuitos para los menores de edad. «Pero eso sin audioguía, que al final no te enteras de nada si alguien no te lo cuenta. No me parecen baratos y más teniendo en cuenta que los que pertenecen al estado en otros países son gratuitos», explica Carmen que dice que cuando sus hijos tengan que pagar se lo pensará dos veces «porque se me va a 60 euros la broma».
Lo mismo que opina Mercedes González, que con 17 años es una apasionada del arte y «como ahora no pago pues genial aunque en algunos, como el Picasso de Málaga, son gratis solo para menores de 16 pero me parece que cuando tenga que pagar es carísimo y también me apetece tener dinero para poder ir a cenar con mis amigas», asegura y añade que entiende que «las exposiciones temporales sean un poco más caras pero que las colecciones permanentes deberían ser más accesibles».
En cambio, para María Gómez, de Salamanca, los precios de los museos le parecen bajísimos. «Compáralo con ir al cine. En el cine ves una sola película pero en un museo como el Thyssen o el Prado o el MACBA ves toda la colección si quieres, puedes tirarte todo el día mirando», asegura. «También te digo», continúa, «hay muchas exposiciones gratis, todo es ir buscando que no todo es el Prado ni todo es Madrid y Barcelona».