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“Hay que dejar de un lado el mesianismo de Podemos y sus dinámicas antidemocráticas”

Gloria Elizo (Madrid, 1966) le ha cogido el gusto a la producción literaria, a la narración de una realidad ficcionada que busca evitar la querella, pero que no oculta lo que quiere ser contado. La vicepresidenta tercera del Congreso y ex dirigente de Podemos -partido del que fue su representante legal y con el que ha roto entre acusaciones de “mesianismos” e “hiperliderazgos”- se estrenó con un relato inquietante del ex comisario Villarejo (“Villarejo, el emérito de las cloacas” Edit. Escritos Contextatarios) y ahora prepara un repaso histórico de la España de 1936 a 1986, casi nada.

Y sobre el presente inmediato, apuesta por el proyecto de Yolanda Díaz, pero alerta el riesgo de caer en el intercambio de cromos y la pelea por las listas, mientras queda pendiente, dice, hablar “de ideas, de proyectos, de políticas públicas” y reformas profundas más allá de medidas que le huelen a «caridad».

Pregunta. -¿Qué hace una vicepresidenta tercera del Congreso escribiendo un libro sobre Villarejo?

Respuesta. -Tiene que ver con las primeras iniciativas que desde el equipo legal hicimos en Podemos a raíz de una serie de informaciones. Poco a poco vimos que había una trama organizada que, de forma sistemática, trabajaba para crear un estado de opinión, un relato intervenido por poderes económicos y políticos que no actúan de forma legítima, sino que responden a intereses no democráticos y, a veces, criminales. Eso nos llevó a fijarnos en un personaje que se llamaba Villarejo, hilo conductor que nos permite contar lo que, de forma modesta, opinamos qué ha ocurrido en los últimos 40 y 50 años en este país.

Hay poderes económicos y políticos que responden a intereses no democráticos y, a veces, criminales»

P. -¿Quién es la cabeza de la hidra de esa trama?

R. -Son esos poderes económicos que, ante de la muerte de Franco, quieren seguir consolidando su poder y, a través de las estructuras policiales y democráticas, intentan preservar sus intereses. Son los grandes dueños de lo que pasa en este país, que han permanecido ocultos a la opinión pública.

P. -¿La democracia ha mirado para otro lado?

R. – Soy una gran admiradora de la Transición y de personas como Adolfo Suárez. Creo que en la política española ha habido personajes tremendamente importantes que han hecho de este país un lugar mejor. También hay gente honesta con intereses económicos que ha jugado limpiamente. Pero dentro de ese contexto ha habido personajes que han intentado operar de forma diferente a lo que es democrático. El libro -que ha coescrito con Pablo M. Fernández Alarcón- no es un ataque directo a las estructuras democráticas, ni a los medios de comunicación ni siquiera a la Policía ni al poder judicial.

P. -¿El «caso Tándem» es la clave de bóveda de todo?

R. -Tándem era una oportunidad histórica para romper con el poder de esas personas que han intentado manipular el orden democrático y a veces lo han conseguido con operaciones de corrupción económica, institucional y política. Este país necesita unas verdaderas instituciones democráticas, con un contrapoder que las mantenga éticamente libres. Es lo que está pasando con la renovación del CGPJ y del Constitucional. No nos podemos permitir como Estado seguir abanderando o mirar a otro lado cuando existen comportamientos más o menos estructurados de corrupción política e institucional.

P. -¿Es creíble todo lo que dice Villarejo? Llegó a hablar de usted como de “mi gran amiga Gloria”.

R. -La principal herramienta de poder de Villarejo han sido las grabaciones, que le han asegurado tener influencia sobre muchas personas. Hay cosas que dice que son verdad, otras están editadas. Además, tiene un perfecto manejo de determinadas intervenciones públicas para desacreditar a alguien, como cuando dijo que yo tenía amistad con él. Su intención era atentar contra la acusación popular del «caso Tándem», ejercida por Podemos, y que yo dirigí como responsable del equipo legal del partido.

El documento PISA perseguía que Podemos no entrara en el Gobierno en 2016″

P. -¿Intentó Villarejo destruir a Podemos?

R. – Intentó, cuando el bipartidismo se vio vulnerable, mantener el estatus quo porque significaba la intromisión de una fuerza política no controlada. Que había intereses determinados para que un grupo de personas no interviniera en el poder y sobre todo no hubiera un gobierno de coalición con ese partido en 2016, es verdad, y en ese momento intervinieron personas que intentaron controlar los resortes del Estado y eso se hizo con el informe PISA (siglas de Pablo Iglesias Sociedad Anónima).

P. -¿La conversación de Villarejo con Corinna Larsen está guionizada?

R. –De hecho, Villalonga interviene en esas conversaciones, recuerda de vez en cuando los temas que deben sacarse a colación. El juego de credibilidad de Villarejo es complejo, hay conversaciones guionizadas, otras cortadas y otras que todavía permanecen ocultas y son las más interesantes.

P. -Villarejo ha pasado por prisión y está pendiente de juicio; se han sentado en el banquillo yernos y cuñados de rey; han sido condenados vicepresidentes del Gobierno, presidentes autonómicos, empresarios, tesoreros… ¿No se va sabiendo la verdad?

R– Se va sabiendo la verdad, pero no toda. Tenemos unas estructuras judiciales, , policiales, incluso institucionales que no nos permiten saber gracias a una ley de secretos predemocrática. Un país que está incapacitado para saber qué pasó con el 23-F es una anomalía democrática. Todos los países saben que están sometidos al escrutinio de la verdad en un plazo de 25 o 50 años. Eso es necesario para contener las acciones criminales de algún personaje. Sabemos cosas y hay jueces y periodistas extraordinariamente valientes, sí, pero aún tenemos un grado de opacidad y de silencio. Eso de la Transición de mirar hacia otro lado nos ha hecho un daño terrible en términos históricos.

Eso de la Transición de mirar hacia otro lado nos ha hecho un daño terrible en términos históricos»

P. -¿Pero no necesitan cloacas todos los países?

R. -Necesitan periodos de silencio y de trabajo por parte de los servicios de inteligencia que les permita hacer operaciones que no pueden estar sometidas en ese momento al escrutinio público. Pero esos comportamientos deben someterse a la legalidad vigente. No puede haber espacios de opacidad indefinida ni siquiera en las mayores actuaciones de sensibilidad política.

P. – ¿Se sumaría al proyecto de Yolanda Díaz?

R. -Es necesario que exista un partido progresista a la izquierda del PSOE que tenga la solvencia suficiente como para ser una alternativa de Gobierno. De manera que no sólo veo con buenos ojos que Yolanda intente armar ese proyecto, sino que veo bien que desde cualquier espacio se intente recuperar esa cantidad de votantes que se han pasado, por desafección o por incredulidad, a la abstención. Ahora, no nos fijemos tanto en las personas como en los proyectos. Seamos capaces de no estar pensando en la próxima convocatoria electoral y pensemos a medio plazo. Hablemos de ideas, de proyectos y de políticas públicas y dejemos de un lado el mesianismo de los últimos años que nos ha hecho mucho daño.

P. -¿Quién ha protagonizado esos intentos de mesianismo?

R. -Me refiero a Podemos. Fue un proyecto político que apreció en 2014 con una vocación de intervenir en el espacio público y político rompiendo los personalismos. Arranca en el 15-M con herramientas más democráticas, con intervención y participación ciudadana. El deterioro electoral de Podemos tiene que ver con haber olvidado cuáles eran nuestras raíces y haber terminado con dinámicas absolutamente personalistas que ha llevado a que las expectativas electorales sean cada vez peores.

El hiperliderazgo y el personalismo de Pablo Iglesias no es el carácter de Yolanda»

P. -Pero la distorsión que podía crear la figura de Iglesias, ha desaparecido.

R. – El hiperliderazgo y el personalismo de Pablo Iglesias no es el carácter de Yolanda. Hay una dinámica de trabajo y de comunicación completamente diferente, pero podemos correr el peligro de olvidarnos de lo importante que son las organizaciones, las estructuras democráticas y no el intercambio de cromos o que se discuta de nombres y no de políticas. No sé cuántas convocatorias electorales ha habido en las que no hemos sido capaces de hablar de proyectos.

P. -¿Cree que Podemos se integrará en esa plataforma dada de desunión de la izquierda?

R. -La conclusión más inmediata en Andalucía es que no funcionó la suma de siglas y que las dinámicas de conformación de listas electorales por cuotas son desmovilizadoras. No funcionan porque no somos fieles a aquello que nos trajo a la política. Quedan siete meses para las autonómicas y municipales y un año para las generales. Tenemos tiempo para hacer otra cosa. Pero si no somos capaces de hacer autocritica, será tiempo insuficiente para hablar de proyectos que vayan más allá de preservar más las ambiciones personales que las políticas de un colectivo.

P. -¿Quién tiene mayor responsabilidad de la actual situación de la izquierda?

Difícilmente Yolanda Díaz se puede desentender de las locales y autonómicas»

R. -Las dinámicas internas de los últimos años han terminado por ser absolutamente antidemocráticas. No han permitido tener espacios de critica sanos. Y luego se suman pequeños problemas de vaciamiento de las estructuras territoriales y organizativas. Creo en los partidos, no son la única herramienta de participación ciudadana, pero son fundamentales, y a través de ellos se pueden consolidar luchas determinantes para la ciudadanía. Si funcionan los partidos es por sus organizaciones y por sus espacios democráticos y eso es algo que no hemos tenido en Podemos en los últimos años.

P. -¿Cree que Yolanda Díaz se puede desentender de los resultados de las elecciones locales y autonómicas?

R. -Difícilmente, porque si el principal problema que tenemos es la desafección, creo que con buenos o malos resultados, o con buenas o malas expectativas, la convocatoria de las municipales y autonómicas es un hecho imprescindible. Hay que luchar por un proyecto y debe estar tan vinculado a unas elecciones generales como al ámbito autonómico y municipal.

P. -¿Cuál fue el punto de inflexión, a su juicio, en Podemos?

R. -Fue intentar controlar al partido desde la dirección estatal. Ese fue uno de los principales errores. Nunca se dejó a los espacios territoriales tener autonomía y haber pulsado este proyecto de una forma mucho más colectiva y horizontal. Tenemos un espacio a izquierda del PSOE que no tiene la madurez suficiente para hacer un análisis de la situación.

Tenemos un espacio a izquierda del PSOE que no tiene la madurez suficiente para hacer un análisis de la situación»

P. -¿Qué opina del debate de topar o acordar el precio de la cesta de la compra?

R.  -Hay dos niveles de actuación en política desde espacios progresistas. Uno es la intervención inmediata, con medidas de abaratamiento, control, acuerdos, negociación… Luego hay otros debates mucho más profundos que deben estar sobre la mesa de cualquier consejo de Ministros. ¿Por qué de una vez por todas no damos la gratuidad de los comedores escolares? ¿Por qué no abordamos la renta básica universal? Son medidas estructurales que abandonan esas dinámicas asistenciales con cierto carácter casi de caridad.

P. -¿Es timorato el Gobierno?

R.- Cuando se aprobó el Ingreso Mínimo Vital se hizo con tantos requisitos que al final ha sido paliativo, coyuntural y no ha tenido la incidencia necesaria. Avancemos en políticas públicas y eficientes, para sostener en el tiempo.

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