Nadie pone en duda que la educación es una pieza clave de cualquier sociedad, pero su rol se torna especialmente relevante cuando los niveles de paro juvenil se han convertido en una piedra en el zapato. En un momento en el que, al mismo tiempo, las empresas no encuentran los perfiles que demandan, el reto de las universidades es tratar de ofrecer la formación más adecuada para el cambiante mercado laboral. El Independiente charla con la rectora de la Universidad CEU San Pablo, Rosa Visiedo, de estos y otros temas de actualidad.
Pregunta- ¿Qué puede hacer la universidad para combatir los altos niveles de desempleo, cómo afrontan este reto?
Respuesta- Toca que las miradas de la Universidad y de la empresa converjan. Los jóvenes de hoy día son la generación más formada de toda la historia, pero necesitan formarse para el empleo y desde la universidad tenemos diferentes estrategias para conseguir eso. Y converger significa que se escuchen, desde la universidad intentamos escuchar a la empresa, hay que saber qué perfiles profesionales se demandan ahora y en el futuro. Es un poco una incógnita, pero siempre hay algunas pistas que te dicen qué aspectos van a valorar las empresas para incorporar a gente a sus plantillas.
P.- ¿Cómo puede saber la universidad qué están demandando las empresas?
R.- Nosotros pusimos en marcha hace dos años nuestro Consejo Asesor de empleabilidad, integrado por directores recursos humanos de 12 diferentes empresas españolas y es un órgano asesor en el que depositamos la confianza para que nos diga qué están buscando los departamentos de recursos humanos. Por otro lado, también tenemos el programa aulas CEU empresa, en el que ofrecemos a empresas de diferentes sectores que nos interesan un espacio en la facultad, y en ese espacio proponemos que desarrollen proyectos conjuntos con nuestros estudiantes. Proyectos que se desarrollan en las aulas y dan pie a que las empresa planteen a estudiantes retos sobre problemas que afectan a la propia empresa, algo que también les permite contactar con profesionales para hablar de diferentes temas.
P.- ¿Qué necesidades están detectando que demandan las empresas?
Los empleadores están detectando falta de perfiles STEM»
R.- Estas dos iniciativas nos permiten al mismo tiempo tener esa relación cercana y saber qué nueva oferta académica podemos incorporar a nuestro catálogo de títulos, y durante los últimos años hemos ido incorporando títulos más enfocados a lo que hoy llamamos titulaciones STEM, que reúnen ciencia y tecnología, porque una de las carencias que están detectando los empleadores es la falta de este tipo de perfiles. Hemos incorporado ingeniería matemática, este curso incorporamos ciencia e ingeniería de datos, también arte digital, tecnología y animación de los videojuegos… y estamos trabajando para poder completar nuestro catálogo de títulos con aquellas titulaciones que forman parte de esos perfiles que las empresas va a demandar más en los próximos años.
P.- En el sector STEM existe el reto de luchar contra la brecha de género. ¿Cómo puede contribuir a ello la universidad?
R.- Es algo que se tiene que abordar por supuesto desde la universidad para fomentar esas vocaciones femeninas hacia las carreras más científicas y tecnológicas, pero sobre todo desde los niveles anteriores de enseñanza porque ahí es donde se fomentan esas vocaciones. Desde la universidad tratamos de cuidar todo el talento, pero sobre todo ese talento femenino que quiere cursar esas titulaciones.
Tratamos de cuidar el talento femenino que quiere cursar titulaciones STEM»
Ahora tenemos un programa de mentorización para mujeres que están cursando carreras ingenieriles. Yo creo que el mentoring es una de las formas de potenciar ese talento femenino de nuestras aulas, porque beben de la experiencia las estudiantes de mujeres que están desarrollando la profesión para la que se están preparando, la están desarrollando en empresas y además ocupando puestos directivos, y esa experiencia contada directamente por las protagonistas es muy inspiradora para nuestros estudiantes.
P.- Insisten en la importancia de la educación en valores, pero, ¿cómo se enseña en valores en un entorno como el universitario?
R.- Pensamos que los valores hoy día son una fuente de empleabilidad porque nos permiten trasladar una forma de entender la vida acorde con el proyecto educativo de la universidad. Valores como la responsabilidad, el esfuerzo, la capacidad de sacrificio, la honestidad, el compromiso… son valores que cualquier empresa aprecia, ¿quién no quiere tener en su empresa personas comprometidas, leales, que les guste ayudar a los demás? Constituyen el núcleo de lo que es permanente y esencial, las tecnologías pueden cambiar pero los valores permanecen.
Así que siempre hemos puesto el foco en la transmisión de estos valores a través de las humanidades. Independientemente del ámbito de conocimiento al que pertenezca el grado, todas carreras tienen unos créditos de humanidades, de historia, antropología, ética bioética… nos permiten trasladar esa forma de entender el mundo, pero también esas asignaturas permiten fomentar la adquisición de competencias o habilidades como la creatividad, el trabajo en equipo y la capacidad de adaptación.
P.- El tema de la inteligencia artificial (IA)… ¿es un reto, es una oportunidad, una dificultad?
La IA es un reto y debemos interpretarla como una herramienta para mejorar la sociedad»
R.- Yo creo que es un reto, es un reto hacerlo bien, y creo que la IA igual que otras muchas tecnologías al final debemos interpretarla como una herramienta que debe ayudar al ser humano a mejorar la sociedad y el mundo. Si no sirve para eso, mejor que no la desarrollemos. Pero para nosotros el reto es que las usemos correctamente, y para eso se debe hacer un marco regulatorio que establezca lo que está bien y lo que no, y que nos ayude a desarrollar esas tecnologías de una forma adecuada teniendo en cuenta que la tecnología debe ayudar a la persona… no podemos estar de espaldas a ella. No podemos prohibir Chat GPT, hay que enseñarles a usar bien esa tecnología, puesto que la realidad avanza más rápido de lo que lo hace el legislador.
P.- Ahora que hablamos de regulación, ¿qué debe hacer la Administración Pública para facilitar la labor de la universidad?
R.- La parte que le corresponde a la Administración Pública es la del marco regulador y la de promover políticas que ayuden a regular, pero también a mejorar la empleabilidad y a favorecer internacionalización del sistema universitario para hacerlo más competitivo. Lo que pediría a la Administración Pública, a los gobiernos, es sensibilidad para legislar de una forma que favorezca la empleabilidad de los estudiantes.
Lo que no podemos pretender es querer ser más internacionales, que formemos estudiantes jóvenes más empleables con más capacidad trabajar esas empresas, y luego hagamos marcos normativos regulatorios que limiten la empleabilidad de los estudiantes, por ejemplo limitando las prácticas que pueden hacer en las empresas. No se puede entrar en contradicciones. Por eso pediría a la Administración esa sensibilidad, que ayude a las universidades a formar a los estudiantes que el futuro necesita.
P.- En esta línea, el Estatuto del Becario está cerca de aprobarse. ¿Cree que puede limitar la empleabilidad de los estudiantes?
En diferentes borradores que han circulado ha parecido que sí podría suponer un límite para las prácticas, sobre todo extracurriculares, de nuestros estudiantes. Pero todos sabemos que esas prácticas son una forma de socialización prelaboral, que no laboral, una forma de que aprendan sobre las empresas y sobre el mercado laboral, sobre lo que les espera una vez se incorporen a sus puestos de trabajo… y también para las empresas, para identificar talento y conocer a posibles personas que se van a incorporar a sus plantillas. Tenemos que ser muy sensibles a estas necesidades y regular de modo que no nos pongamos límites innecesarios a temas como el de las prácticas.