Los girasoles de Van Gogh, las Majas de Goya, la Mona Lisa de Da Vinci o Muerte y Vida de Klimt, todas estas grandes obras de la historia del arte tienen algo en común: han sido vandalizadas. En los últimos tiempos, el activismo climático ha puesto sus ojos en los grandes museos, poniendo en peligro algunas de las más importantes piezas de nuestro patrimonio cultural.
Tras el impacto y la estupefacción que produjeron estas imágenes al protagonizar los telediarios de todo el mundo, muchos se preguntaron: «¿qué culpa tiene el arte?». Esta es la cuestión que plantea el colectivo bautizado como Art Defenders. «Como amantes del arte, sentimos una profunda rabia, sobre todo porque no lo entendíamos. Una vez indagas te das cuenta de que se meten en estos museos y atacan estas obras para aprovechar el morbo sensacionalista que puede proporcionarles protagonismo mediático», relata Clara Álvarez, una de las responsables de Art Defenders.
Desde el colectivo, explican que ellos no están en contra de denunciar una situación climática límite, de hecho lo ven necesario, pero abogan por hacerlo fuera de los museos. «Nosotros queremos protestar y estamos de acuerdo con estos activistas, pero no puede ser que se haga atacando obras de arte como lo han estado haciendo. Bien es cierto que las pinturas estaban protegidas y no les ha pasado nada, pero los marcos sí han sufrido graves lesiones y muchos de ellos han tenido que ser restaurados».
Por eso, Art Defenders, junto con la agencia TuMadre, decidieron lanzar a la calle la acción The Frame to Protest, con la inftención de redirigir estas protestas hacia los auténticos culpables y poner así freno a los ataques contra muchas de las obras de arte más conocidas y valiosas del mundo. «Hay que protestar, pero donde toca, donde están los principales responsables», defiende Álvarez. Esta instalación artística pretende localizar «marcos para protestar» en los lugares donde el planeta se juega realmente su futuro.
Este colectivo, creado con la intención de defender el arte, está formado por instituciones (Ateneo de Madrid, HA!), escuelas de arte (Espositivo Academy o Abstract Art School S35) y artistas (Elena Olmos o Hugo Aroca) que se han posicionado a favor de esta acción. «Nos pusimos en contacto con galerías, museos, artistas e instituciones y, aunque la mayoría de museos estaban a favor, no se han querido mojar por motivos políticos».
Estos marcos, creados por La Fábrica del Cuadro, se han expuesto en algunas gasolineras de Repsol y Cepsa, así como en el Congreso, el Senado, el Ministerio de Agricultura y «varias localizaciones de Madrid donde residen los responsables que pueden cambiar el futuro de nuestro planeta».
La campaña dispone de una web con un mapa donde encontrar los puntos del mundo donde «protestar adecuadamente», así como el manifiesto creado por el colectivo y una cuenta de Instagram donde encontrar el filtro «La culpa no es del arte, es de ellos» y la explicación de la campaña llevada a las redes. En sus publicaciones en la red social, van cuadro por cuadro contextualizando su historia y explicando su valor como obra de arte, reflejando la importancia de su conservación y protección.
Para el lanzamiento final de esta acción, el colectivo aprovechó la celebración del Día Mundial del Arte del pasado 15 de abril. Sin embargo, aseguran que su intención es continuar velando por la defensa del arte y la lucha contra el cambio climático con la intención de generar conciencia en la opinión pública y buscando nuevas formas de alcanzar los objetivos de los activistas sin dañar ese patrimonio universal de la humanidad que es el arte.