Reducir, reutilizar y reciclar son las tres erres que sintetizan uno de los conceptos clave para avanzar en la transición ecológica. Su primer mandamiento es que el mejor residuo es el que no existe, pero su objetivo es que la mayor parte de los que inevitablemente producimos se transformen de nuevo en recursos. Por todo ello, la economía circular ha sido el tema elegido para la primera de las Conversaciones entre expertos organizadas este 2023 por Fundación Naturgy y el Capítulo Español del Club de Roma. Una iniciativa conjunta que cumple tres años y que pretende explicar y divulgar, de la mano de expertos, aquellos aspectos relacionados con la energía, el medio ambiente, la sostenibilidad y la tecnología que están marcando y marcarán en el futuro inmediato la agenda política, económica y social en todo el mundo.
Tras las palabras iniciales de María Eugenia Coronado, directora general de Fundación Naturgy, Charles Kirby, socio de sostenibilidad de EY, y Luis Planas, policy assistant en la dirección general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, ofrecieron respectivamente el punto de vista de los sectores privado y público a la hora de afrontar este decisivo cambio de modelo. Decisivo para conseguir el objetivo de la neutralidad de carbono fijado por la Unión Europea para 2050, pero también para responder a los desafíos de un futuro marcado por las limitaciones en el acceso a materias primas y recursos estratégicos.
Un modelo de eficiencia
En el seno de la UE, el Pacto Verde Europeo redactado por la Comisión Europea ofrece desde 2019 «las líneas maestras de la estrategia medioambiental, pero también de crecimiento y de desarrollo» de la Unión, explicó Planas. «Una visión holística y transversal que permite afrontar la transformación de todos los grandes sectores de la economía», de la movilidad a la construcción pasando por la alimentación, la agricultura, la electrónica o, por supuesto, la energía.
«La economía circular es un modelo eficiente de gestión, una agenda de competitividad para las empresas y de ahorro para los consumidores», aseguró el representante de la Comisión Europea, que ilustró la cuestión con un ejemplo familiar para todos. «Un cajón lleno de cargadores que no usamos fabricados con materiales críticos es ineficiencia». Y devolverlos a la cadena de valor, convertirlos en un recurso, es hoy una obligación de todos.
«La economía circular es un modelo eficiente de gestión, una agenda de competitividad para las empresas y de ahorro para los consumidores»
luis planas, comisión europea
Entre los negocios punteros a la hora de implementar un modelo avanzado de circularidad, Planas destacó el de las baterías, elemento clave en esta era digital y fundamental para avanzar en la electrificación de la sociedad. «Hemos transformado una directiva europea de reciclaje en un reglamento que mira a todo el ciclo de vida del producto, desde la extracción de minerales al reciclaje, para que las materias críticas se mantengan dentro del ciclo productivo».
Pero la Comisión no se limita a fijar pautas, sino que busca «apoyar a los estados y las empresas en esta estrategia, y a nuestros socios internacionales para que Europa no sea una isla y promover la circularidad en las cadenas de valor mundiales».
El ejemplo de la siderurgia
Las empresas, según Charles Kirby, ven este escenario de cambio con una mezcla de interés y preocupación. «Se dan cuenta de que tienen que formar parte de la solución y anticipar los cambios necesarios, pero también de que debe ser un cambio planificado y coherente, que tenga en cuenta la competitividad y la necesidad de mantener la actividad y el empleo», apunta el experto de EY.
Aspectos como la eficiencia energética están interiorizados por la mayoría de compañías, porque impactan directamente en la cuenta de resultados. Pero la implantación de la circularidad como filosofía productiva depende de cada sector. «En aquellos en los que significa ser más competitivo y obtener mejores resultados, como el siderúrgico, en los que utilizar materiales recuperados tiene un coste menor que la extracción en minería, la circularidad está integrada en los modelos operativos».
Circularidad y energía
La agenda ambiental atraviesa de manera transversal todos los sectores de la economía, y uno de ellos es la energía. En este sentido, la circularidad tiene dos grandes vectores de desarrollo: la eficiencia, en relación con el consumo, y el uso de los residuos como fuente de energía.
En los últimos años, el ecodiseño en la fabricación de televisores ha permitido ahorrar el equivalente al consumo anual de Suecia
«El ecodiseño ha permitido grandes avances en los últimos diez años. Solo los cambios en el diseño de televisores han permitido ahorrar el equivalente al consumo anual de Suecia. Son medidas con un impacto real en la reducción de consumo», detalló Planas.
En cuanto al uso de los residuos para producir energía, «hay mucho por desarrollar, pero la Comisión ya publicó en 2017 la comunicación Waste-to-Energy que establece el marco de actuación. Hoy, cerca del 2,5 por ciento de nuestro consumo eléctrico proviene de la explotación de residuos», y de una de manera intensiva, en ciudades como Viena, para calentar los hogares. Supone el 10 por ciento del uso de calefacción en Europa, y tiene mucho potencial de crecimiento. El futuro pasa por avanzar en la gestión de los residuos urbanos, un tema en el que, como recordó Kirby, España va algo rezagada: el porcentaje de reciclaje en España ronda el 35%, frente a una media europea de en torno al 50%, y un objetivo del 60% para 2030.
Kirby abundó en la capacidad del sector energético para desarrollar tecnologías que den valor y aprovechen los residuos a la vez que contribuyen a la reducción neta de emisiones. «El camino lo están marcando países como Dinamarca con el biometano. El sector energético es un elemento de tracción de la circularidad a través de los biocombustibles y los biogases. La valorización de residuos orgánicos para uso energético tiene un gran potencial, es un campo donde hay mucho camino que recorrer. Y debe verse no como un atajo, sino como una solución para el empleo de residuos que no pueden evitarse antes en la cadena».
Reciclaje de tecnología eólica y solar
Asimismo, el socio de sostenibilidad de EY subrayó la contribución que las compañías del sector puede hacer a la circularidad a través del reciclaje la y reutilización de la tecnología fotovoltaica y eólica, ahora que los equipamientos instalados hace 20 y 30 años empiezan a quedar obsoletos. «La circularidad es un elemento imprescindible para asegurar la sostenibilidad del nuevo modelo: tecnologías como la fotovoltaica y la eólica son intensivas en el uso de materiales. Se espera que el pico de residuos se produzca en torno a 2040-2050, lo que manifiesta la necesidad de contemplar la circularidad desde el inicio», como ya se está haciendo con las baterías.
«El sector energético es un elemento de tracción de la circularidad a través de los biocombustibles y los biogases»
charles kirby, socio de sostenibilidad de EY
En los próximos cinco años se van a retirar más de 14.000 palas eólicas, «y su reciclaje supone un desafío tecnológico», corroboró Planas. «Debemos ver cómo potenciamos la infraestructura de reciclaje, con instrumentos como la responsabilidad del productor, que no existe en algunos de estos sectores clave. En marzo, la Comisión Europea presentará una iniciativa para la recuperación de materias críticas como imanes de tierras raras presentes en la tecnología eólica y de los vehículos eléctricos. Es necesario asegurar una trazabilidad de estos recursos tan escasos para luego recuperarlos».
Retos y oportunidades de futuro
En este como en los demás casos, los retos son tan numerosos como las oportunidades. «Muchas empresas están modificando su modelo de negocio, pasando de la manufactura clásica a la prestación de servicios», insistió Planas. Apostando por la circularidad, «amplían su gama de productos con servicios de reparación o de actualización». El camino lo marcan negocios con gran potencial de circularidad como el textil, los embalajes, la construcción o el ya mencionado de las baterías.
Ambos ponentes estuvieron de acuerdo en que el camino para avanzar en la circularidad pasa por un marco normativo simple y coherente, asegurar la financiación pública y privada y apostar por la formación y la transformación del mercado laboral. Kirby previó «una explosión de oportunidades» con nuevos productos y servicios, especialmente en sectores como la energía. Se trata de que «las empresas pasen de hacer tic en la casilla de la sostenibilidad» por una cuestión de valores o conveniencia «para dar el salto y que se convierta en un elemento de generación de valor en sus estrategias».
José Manuel Morán, vicepresidente del Capítulo Español del Club de Roma, clausuró el acto haciendo un llamamiento para que, a través del liderazgo europeo, la circularidad sea sinónimo de excelencia.