«Si esto lo arregla Isabel, para qué vamos a llamar a la ministra». La frase sirve para resumir el gran peso que llegó a adquirir dentro de Transportes Isabel Pardo de Vera, que presentó este lunes su dimisión como secretaria de Estado a la ministra Raquel Sánchez tras el retraso en la fabricación de los trenes de ancho métrico. Su precipitada salida ha causado malestar en sectores del ámbito político regional y en círculos empresariales, que veían en la ingeniera gallega a una «interlocutora eficaz» en la sede del Paseo de la Castellana.
La expresidenta de Adif ha dejado el cargo que ocupaba desde que José Luis Ábalos fue apartado de su puesto a mediados de 2021. Pardo de Vera sale al tiempo que el presidente de Renfe, Isaías Táboas, con quien mantuvo un choque de posturas acerca de la necesidad o no de dictar una norma legal adicional por parte del Ministerio que diese cobertura jurídica al método comparativo con el que la empresa vasca CAF fabricará finalmente los polémicos trenes para Asturias y Cantabria.
La hasta ahora número dos del Ministerio estaba convencida de que no era necesaria una orden ministerial como la publicada este sábado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Y no quería dar su brazo a torcer cuando le pidieron ceses inmediatos que aplacaran el ruido mediático generado por la enérgica protesta del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla.
Convencida de que la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF) permitía usar el citado método comparativo para construir los nuevos trenes, consideraba que no debían producirse destituciones antes de que concluyese la auditoría interna encargada por la propia ministra en Renfe y Adif para dirimir responsabilidades y las causas del retraso originado por un problema de gálibos. «Si empiezas a buscar cabezas de turco por un problema, después ya nadie quiere hacer nada por si acaso», dicen las fuentes consultadas. Pese a ello, se produjeron dos ceses en ambas empresas de dos cargos intermedios, que no sirvieron para calmar las aguas.
La semana pasada, Pardo de Vera le trasladó a la ministra la necesidad de acometer un cambio en la cúpula directiva de Renfe, aseguran fuentes de su entorno, tras meses con «sensación de hartazgo» con las dinámicas de la empresa pública. De lo contrario, su cargo quedaba a disposición de la ex alcaldesa de Gavà. Aunque el viernes tenía la convicción de que esos cambios se acometerían, el lunes Raquel Sánchez le comunicó que ya no contaba con su confianza. Y entonces formalizó su petición de dejar el cargo.
Frente a la ausencia de dimisiones en las filas de Unidas Podemos por el fiasco de la ‘ley del sólo sí es sí‘, la voluntad de Moncloa era lanzar un mensaje de asunción de responsabilidades por el fiasco de los trenes. Las destituciones de cargos intermedios no habían conseguido apagar el ruido generado en dos Comunidades clave de cara a los comicios autonómicos y municipales de dentro de tres meses. Y tras el fin de semana, la ministra sirvió en bandeja las cabezas de Táboas y Pardo de Vera a Revilla (que gobierna con apoyo del PSOE) y al presidente de Asturias, el también socialista Adrián Barbón.
Ambos dirigentes regionales se llevaron este lunes bajo el brazo no solo las dos dimisiones, sino la promesa adicional de la ministra de ampliar el contrato con CAF para comprar otros siete trenes más (a precios de 2023) y la gratuidad del transporte de Cercanías y Ancho Métrico hasta que los nuevos empiecen a rodar allá por 2026. La gratuidad del transporte podría alcanzar un coste total para las arcas públicas cercano a los 50 millones de euros en tres años.
«Falta de equipo»
«La sensación de falta de equipo estaba ahí», explican fuentes conocedoras de la dinámica interna del Ministerio, que deslizan un «menoscabo de la autoridad» entre ella y la titular del Departamento. «En sus intervenciones no hacía referencia a la ministra; hablaba como la verdadera autoridad», aducen. Pardo de Vera era, prosiguen, era quien mantenía la relación con los territorios, los empresarios y la que despachaba con los presidentes de las empresas públicas, mientras Sánchez se ocupaba de la gestión puramente política del Departamento.
«Pardo de Vera era la encargada de evitar la confrontación y tejer acuerdos con Gobiernos regionales controlados por otros partidos» y bajo su mando se han producido además cambios de calado en el organigrama ministerial; desde el nombramiento de un nuevo presidente de Puertos del Estado hasta una reforma profunda de la dirección general de Carreteras.
Pero también dio un impulso reformas que podrían tener consecuencias a nivel político en pleno año electoral. «Tener una técnico en el Ministerio a ese nivel era una anomalía», prosiguen las citadas fuentes. Y eso tiene sus pros y sus contras. «Necesitaba que alguien le dijese políticamente qué hacer», prosiguen.
Bajo su mando se ha reimpulsado la liberalización de las torres de control de los aeropuertos, que llevaba paralizada desde los tiempos del ministro José Blanco. Se trata de una bomba política que podría llevar a los controladores en nómina pública a pasar a depender de firmas privadas, en territorios clave como los archipiélagos canario y balear, donde ya se han dejado oír las críticas.
Bajo su mando también se reimpulsó el estudio de un sistema de pago por uso de las vías de gran capacidad prometido a Bruselas para recibir los fondos europeos. Un estudio encargado a la ingeniería pública Ineco está analizando las diferentes alternativas que no se aplicarán en esta legislatura. También se estaba avanzando en la liberalización de las rutas de transporte de viajeros por carretera, con un sector completamente dividido.
Tras su papel en la liberalización ferroviaria durante su etapa en Adif, la ingeniera gallega impulsó al frente de la secretaría de Estado los corredores y también fue clave en la elaboración del decreto de medidas urgentes por la guerra de Ucrania. Salvó los muebles de las constructoras con la introducción de un sistema en los contratos públicos que ahora piden extender. Tuvo que lidiar también con la crisis de los transportistas, con una asociación de camioneros que convocó un paro que puso en jaque a la distribución.
Su salida no era precisamente lo que buscaban los dirigentes regionales. El propio Barbón había valorado públicamente hace unos días su papel en el desbloqueo de la llegada de la alta velocidad a Asturias y le había exculpado del retraso. «Pardo de Vera ha demostrado que es una buena aliada de los intereses de Asturias«, llegó a decir el dirigente regional. En una rueda de prensa conjunta ofrecida a finales de enero para explicar un nuevo retraso en la variante de Pajares, la propia Pardo de Vera reconoció ya públicamente el retraso de los trenes de ancho métrico.
El problema que la ministra aseguró desconocer tardó más de una semana en transformarse en una polémica de ámbito nacional. «Se ha tardado en dar respuesta a un problema complejo y, aunque ya está todo en marcha para mitigar el retraso y dar una solución, no puedo negar que me hubiera gustado disponer de esta información mucho antes», dijo Sánchez este lunes.
En sectores del PNV también se encuentran molestos con su destitución, pues era responsable del desbloqueo del AVE vasco con el impulso de recientes acuerdos alcanzados fundamentalmente en lo relativo a las estaciones de llegada, informa Mikel Segovia.
Más perfiles políticos
El PSC mantiene su cuota. Táboas -miembro de los socialistas catalanes como la ministra- era un hombre próximo a Miquel Iceta y a Salvador Illa. Ahora será sustituido al frente de Renfe por otro cargo de su confianza, Raül Blanco, al que la titular de Industria Reyes Maroto apartó hace unos meses por su papel en la gestión fallida del PERTE del vehículo eléctrico. Pese a ser situado al frente de la Escuela de Organización Industrial (EOI), era una figura pendiente de recolocar.
Por su parte, para sustituir a Pardo de Vera con alguien de dentro de la casa había tres opciones; dos perfiles técnicos y uno político. Entre los primeros estaba el secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores, y la secretaria general de Transportes, María José Rallo. Sin embargo, se ha apostado por David Lucas, hasta ahora secretario general de Vivienda. Se trata del exalcalde de Móstoles (2015-2018) y principal negociador con Unidas Podemos de la nueva ley que sigue en el trámite parlamentario con posiciones enfrentadas sobre el control de los precios del alquiler.
Pardo de Vera sonó reiteradamente como posible candidata para Galicia. «Se trabajaba bien los territorios y tenía ascendencia con los medios», sobre todo en su tierra natal, dicen las fuentes antes citadas. Desde su entorno aseguran que siempre rechazó cualquier propuesta en ese sentido y reivindicó su perfil técnico e independiente. Ahora nadie sabe cuál será su próximo destino. Su plaza de funcionaria en Adif no reviste una alta responsabilidad.