La semana 14 del año, la primera de abril, ha dejado una marca histórica en el precio en origen de la patata en España: 0,66 euros el kilo, un 65% más de los 0,4 euros por kilo de la misma referencia en 2022. Se trata del precio más alto jamás alcanzado en origen por la patata desde que hay registros (2004) y llega en un período en el que la sequía y la subida de los insumos agrarios pone en jaque al campo español y en el que comienza el inicio de la temporada de patata temprana, la de mayor valor.
Alberto Duque, responsable de patata de COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), explica en conversación con El Independiente que «este año el problema será que se van a sembrar menos patatas en España porque el riesgo económico es altísimo». El representante de COAG apunta a que la producción del tubérculo «va a caer por lo menos un 10%» como consecuencia de la sequía y el ascenso de costes de producción, en particular de los fertilizantes.
«No hay peor venta que la vacía. Por mucho que incremente el precio en origen, si hay poco o nada que vender, la subida que se paga a la patata del productor no compensa», argumenta Duque, que identifica como principales perjudicados «al agricultor y al consumidor», ya que considera que la distribución es la gran beneficiada de la coyuntura «y la que se aprovecha del oportunismo de la situación para subir cosas que no tienen justificación».
El problema del agua y de los fertilizantes
La ausencia de lluvias sobre el territorio español, donde el nivel de los embalses para consumo humano marca el mínimo de los últimos 12 años, y los altos costes de producción alejan a los productores del cultivo de la patata, lo que puede desencadenar en un escenario con más subidas para el último eslabón de la cadena, el consumidor. Según indica Duque, cada hectárea de trabajo supone para el productor una inversión de «entre 10.000 y 11.000 euros», de ahí que agricultores tradicionales de este producto se pueden decantar por otros cultivos en los que la apuesta necesaria no sea tan fuerte como para la patata.
Álvaro Areta, responsable técnico de frutas y hortalizas de la COAG, ha destacado en declaraciones a Efeagro la disyuntiva generada entre los agricultores sobre qué cultivar como consecuencia de la sequía, con sus consiguientes pantanos vacíos y limitaciones de agua. En particular, Areta, ha subrayado que la dotación de agua condiciona la decisión de si plantar o no hortalizas. Según los datos de la Agencia de Meteorología (Aemet), lo transcurrido de abril de 2023 habla de un mes «extraordinariamente seco».
«El mayor problema es que no llueve, va a hacer restricciones de agua y los costes son cada vez más elevados y nadie está dispuesto a asumirlos, por lo que la tendencia de subida de precios continuará, ya que habrá menos producción», señala Duque, que advierte que las circunstancias climatológicas empujaran a todos los productores la recogida de su patata a un mismo momento, «habrá un momento en el que los precios se hundan porque se concentrará la oferta».
Producción de patata en España
Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la producción media de patata fresca de consumo en España es de 2,15 millones, concentrada fundamentalmente en la patata de media estación y en la patata tardía, que representan entre las dos el 76 % del total.
En la campaña de 2021, la producción de patata fue de 2.141.349 toneladas (un 4% más que en 2020 y una contracción de un -1% respecto a la media de las últimas cinco campañas previas). Sin embargo, Agricultura registró una caída de un 7 % de la producción durante el año pasado, alcanzando su mínimo histórico con 1.942.778 tonelada, cifra que las estimaciones de Duque hunden aún más a falta de que se concreten los datos.
El principal destino de las exportaciones españolas es la UE con el 93% del total de los envíos. Dentro de la UE, el principal destino en volumen es Portugal con el 44% del total exportado a todo el mundo de media en el año 2021, seguido de Alemania (13%) y Francia (11%). Las importaciones españolas provienen también mayoritariamente de la UE, siendo Francia con el 81% del total, a gran distancia del resto de proveedores, el proveedor más destacado.