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LAM561, el fármaco que podría alargar la corta vida de los pacientes con tumores cerebrales

El glioblastoma es el tumor cerebral maligno más frecuente. Representa casi el 50% de todos los gliomas y en torno al 25% de todos los tumores malignos primarios del cerebro y del sistema nervioso central que se diagnostican. En todo el mundo se detectan cada año 100.000 nuevos casos, y la esperanza de vida para los pacientes que lo sufren es de 14,5 meses. De ellos, sólo el 15% logran sobrevivir más de dos años, y apenas el 4% más de cinco años. 

«Se puede producir a cualquier edad, pero suele verse mayoritariamente en personas mayores de 60 años. Aunque a partir de los 40 ya hay bastante incidencia. El impacto socioeconómico que tiene es importante, y más teniendo en cuenta que a esas edades la gente sigue siendo productiva. Y es muy agresivo. La operación para extirparlo es muy difícil, y al momento empieza a crecer otra vez. De un año a otro casi no hay supervivientes. Por eso es muy importante empezar a tratarlo rápido», explica Paula Fernández, directora científica de la empresa biotecnológica Laminar Pharma. 

Fernández conoce bien esta enfermedad. Lleva 20 años investigando cómo alargar y mejorar la vida de los pacientes que lo sufren. Y ahora, desde Laminar Pharma, creen que están cerca de lograrlo. Han desarrollado un fármaco, llamado LAM561, que está ya en fase 3 de estudio clínico y ha funcionado muy bien hasta el momento. Si todo va según lo esperado, creen que en menos de 12 meses podrán comenzar a comercializarlo en Europa.

«Nos darán la autorización condicional, que te permite funcionar al 100% pero te obliga a continuar con el ensayo clínico para seguir recabando datos. La autorización completa dependerá de la supervivencia de los pacientes del estudio. Pero creemos que la podríamos tener para 2027 o 2028″, asegura Fernández.

El LAM561 es un granulado que viene en formato de sobre y se disuelve en agua antes de ingerirse. Se toman tres dosis al día de cuatro gramos cada una. El tratamiento se sigue durante tres semanas, la cuarta semana se descansa, y la siguiente se vuelve a empezar. Funciona a través de lo que en Lamar Pharma llaman «meliterapia». Es decir, altera las «señales de proliferación» de las células cancerosas, que se inician en la membrana y se transmiten al núcleo, impidiendo que esa señal se inicie.

Mejorar y alargar la vida de los pacientes

«Todavía estamos determinando cuánto tiempo más alarga la vida. Pero tenemos estimaciones que hicimos con pacientes muy graves, a los que les quedaban unos tres meses de vida y conseguimos estabilizarles la enfermedad por varios meses más. A un paciente en concreto le remitió el tumor totalmente y aguantó tres años«, afirma Fernández.

Y añade: «Los tratamientos secundarios que existen ahora para el glioblastoma son muy tóxicos y generan problemas de salud adicionales al propio cáncer. Así que somos muy optimistas en ofrecer algo mejor que lo que hay ahora, que retrase la progresión de la enfermedad al mismo tiempo que mejora la calidad de vida del paciente y la alarga. Estamos súper cerca».  

Las razones para estudiar este fármaco fueron muchas. En primer lugar, tal y cómo asegura Fernández, porque «hace 17 años que no ha salido ningún tratamiento novedoso en este ámbito». Lo único fue un casco que se aprobó en EEUU y en Israel pero no en Europa, y que tenías llevar puesto 18 horas al día para que te alargara la vida tres meses. A ello había que unirle una gran necesidad terapéutica.

«Los pacientes con glioblastoma entran a partir de los seis meses en un tratamiento de segunda línea hasta fallecer. Era un nicho donde había mucha necesidad y había que poner mucho esfuerzo. Pero esto no implica que nos vayamos a quedar sólo en el glioblastoma. La idea es extender su uso en otros tumores y tipos de cáncer«, detalla la directora científica de la compañía.

Además, se trata de un medicamento catalogado como ‘huérfano’, una distinción que normalmente está destinada a tratar las enfermedades raras y que desde el punto de vista empresarial presenta varias ventajas. Primero, que los ensayos clínicos que se exigen son más pequeños y con menos pacientes. Segundo, que el plan de desarrollo es más rápido. Y tercero, que las autoridades se comprometen tanto a dar asesoramiento gratis como a agilizar la respuesta a las solicitudes y de trámites.

Si normalmente tardan dos años en hacerlo, en este caso contestan a los seis meses. Un ahorro de tiempo que permite comercializar el producto y empezar a tratar a los pacientes antes y que la empresa no pierda tiempo de su patente (el periodo que tienen para vender de forma exclusiva).

Una empresa creada para lanzar este fármaco

Uno de los puntos más positivos que ha mostrado el LAM561 ha sido su «seguridad farmacológica». En dosis de un gramo ya se pudo apreciar en los pacientes actividad clínica. Y a medida que fueron aumentando las cantidades no se pudieron apreciar efectos secundarios graves, más allá de molestias gastrointestinales y diarreas que observaron en dosis muy altas, de más de 16 gramos. El precio del fármaco es aún una incógnita, porque debe negociarse aún, aunque Fernández estima que podría rondar entre los 50.000 y los 80.000 euros anuales por paciente. 

Lo cierto es que cuando Laminar Pharma se creó en 2006 lo hizo con la idea específica de desarrollar este fármaco. Su fundador, Pablo Escribá, observó durante sus investigaciones universitarias el potencial de la mesoterapia en varios campos, y se quiso centrar en el tratamiento del glioblastoma. Lo explica Fernández: «Pablo tenía interés en la interacción con la membrana celular. Algo que tocara la membrana por fuera y pudiera cambiar la biología por dentro. Por eso fundó esta compañía, que inicialmente se creó para este fármaco en concreto». 

Con el tiempo fueron surgiendo otros desarrollos que están aún en distintas fases, pero menos avanzadas que el LAM561, que ha sido el proyecto prioritario. A día de hoy una de las grandes esperanzas de la compañía es el LAM226, que en estudios con ratones ha demostrado que puede recuperar capacidades cognitivas, algo que podría ayudar en el tratamiento del Alzheimer.

«Estamos acabando los estudios preclínicos del LAM226 y en un año esperamos estar probándolo en humanos. En las investigaciones se ha visto como la mesoterapia podría ser útil en el tratamiento del cáncer de pulmón, el páncreas o la leucemia. Nosotros por el momento nos hemos centrado en estudiar otras enfermedades infecciosas, antivirales, antibacterianos y en el ámbito del dolor y de la oncología», concluye Fernández.

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