El referndum a Joe Biden lanzado por la oposicin ha fracasado. Los republicanos se han quedado muy lejos de sus propias expectativas. Y a veces no ganar es sinnimo de perder.
Un termmetro eficaz para medir un fracaso poltico es el silencio de los afectados. En 2016, Hillary Clinton tard diez horas en dar un discurso felicitando a Donald Trump por su victoria. Y las palabras de Trump haciendo lo propio con Joe Biden en 2020 todava no se han producido.
El discurso de la victoria del republicano Kevin McCarthy, que hasta ayer era el futuro presidente de la Cmara de Representantes, estaba previsto para las 11 de la noche de ayer, hora de Washington. A las tres de la maana no se haba producido. Y nadie esperaba que se produjera. Porque, en puridad, McCarthy todava no tena los escaos necesarios para lograr la mayora en la Cmara.
En la ltima semana, McCarthy haba dado entrevistas explicando cules iban a ser sus prioridades como presidente de la Cmara. stas eran cinco. Por un lado, lanzar investigaciones al hijo de Biden, Hunter, a la mayora del equipo del presidente y, posiblemente, un ‘impeachment’ al inquilino de la Casa Blanca. Por otro, convertir la inmigracin ilegal a travs de la frontera con Mxico en uno de los puntos centrales del debate poltico estadounidense. En tercer lugar, tratar de reducir la ayuda militar a Ucrania. El cuarto punto consista en llevar a EEUU al borde de la suspensin de pagos al negarse a aumentar el techo de la deuda, una poltica que los republicanos creen que desgast considerablemente a Barack Obama.
Finalmente, estaba la reincorporacin de la controvertida congresista republican de ultraderecha Marjorie Taylor-Greene a los comits de la Cmara de Representantes de los que fue expulsada en 2021 por defender la teora conspiratoria QAnon, que afirma que Donald Trump lucha en solitario contra una red de pederastas canbales que controla el mundo, y por hacer una serie de comentarios antijudos, incluyendo que esa comunidad controla satlites con rayos lser que disparan a la Tierra para causar incendios forestales.
Todo eso, ahora, est, como los satlites judos de Taylor-Greene, en el aire. Porque, con los nmeros en la mano, no est claro que McCarthy pueda ser presidente de la Cmara de Representantes. A primera hora de la maana (en Espaa) solo tena garantizados cinco de los seis escaos extras que le hacan falta para que el Partido Republicano lograra la mayora en la Cmara de Representantes. Estar peleando por seis escaos es duro cuando la gran duda, antes de las elecciones, era si las ganancias republicanas iban a superar los veinte. Quedan todava das hasta que concluya el escrutinio y los recuentos de votos. Pero el Partido Republicano se ha quedado muy lejos de sus propias expectativas. Y a veces no ganar es sinnimo de perder.
Una derrota en el Senado
Los republicanos han cosechado los peores resultados de un partido en la oposicin en unas elecciones legislativas con un presidente en su primer mandato desde 2002. Si se excluye aquel ao, que estuvo muy influido por los atentados del 11-S, catorce meses antes, hay que remontarse a 1978 para encontrar un resultado ms pobre. El referndum a Joe Biden lanzado por la oposicin de EEUU ha fracasado. Ganar por la mnima no es una victoria cuando se esperaba ganar por goleada. Porque las elecciones de medio trmino en el primer mandato de un presidente estn hechas para eso: para arrasar.
De hecho, es posible que el Partido Republicano pierda incluso un escao en el Senado, con lo que la mayora demcrata se expandira de 50 a 51, de los 100 que posee esa cmara. Eso no es ya una victoria insuficiente. Es una derrota en toda regla.
Los demcratas han resistido en la prctica totalidad de los distritos electorales. Lo han logrado con la mayor inflacin en 40 aos, y con un presidente que solo tiene una popularidad del 39%, segn la agencia de noticias Reuters. se es el gran problema de los republicanos: que no pueden echarle la culpa a nadie.
El desenlace probable es una guerra fratricida republicana. Si Mitch McConnell no logra su objetivo de volver a ser presidente del Senado, arremeter contra Donald Trump, al que considera culpable de todos los males del partido con su radicalismo populista que le lleg el martes a pedir, por segunda vez en dos semanas, que los periodistas que invoquen el secreto profesional sean enviados a la crcel y violados, y que llam “animal” a la presidenta de la Cmara de Representantes, Nancy Pelosi.
La relacin entre McCarthy y McConnell, que nunca ha sido buena, podra empeorar por lo que el primero considera una actitud servil del segundo hacia Trump, y lo que ste ve como un enfrentamiento innecesario y visceral del senador con el ex presiente. Peor an ser para McCarthy controlar una bancada en plagada de conspiranoides como Taylor-Greene para quienes el verbo “negociar” es sinnimo de “traicionar”.
Y todo ello con el trasfondo de las elecciones presidenciales de 2024, en las que Donald Trump est meditando su candidatura, que podra anunciar la semana que viene, y que podran desencadenar otro enfrentamiento fratricida en el partido entre el ex presidente y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que es uno de los pocos republicanos que ha salido claramente reforzado de los comicios de ayer y que tambin quiere mudarse a la Casa Blanca el 20 de enero de 2024.
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