Ms all de las muestras de amistad, la visita del presidente francs a Washington destaca por las crticas galas a la estrategia econmica de EEUU para el futuro
La escenificacin de la amistad francoestadounidense va a materializarse esta noche con cuatro protagonistas -los jefes de Estado de ambos pases y sus esposas – y 400 invitados en la Casa Blanca. sas son las cifras de la cena de Estado con la que la Casa Blanca va a agasajar al presidente francs, Emmanuel Macron, en su visita a Washington. La cena de Estado -la primera que da Biden desde que es presidente- va a cerrar la visita de Estado -que es el nivel ms alto de un viaje de un mandatario extranjero- de Macron a EEUU.
Prepararla no haba sido fcil. Preparar el men -que iba a incluir 200 bogavantes y 1.200 dulces con los colores azul, rojo, y blanco, que forman las banderas de los dos pases- ha llevado seis meses, en los que la primera dama estadounidense, Jill Biden, se encarg de la seleccin de los vinos. Queda por ver ahora si va a haber que esperar seis meses a que se solucionen los problemas que afloraron en la ceremonia de la exaltacin de la amistad, en la que Macron amenaz con romper la unidad de Occidente frente a China si no la Unin Europea -es decir, Francia- no consigue un tratamiento mejor para su tecnologa -especialmente en el mbito de las energas renovables- en Estados Unidos.
As lo dej claro el mircoles por la tarde el presidente francs en unas declaraciones realizadas en la residencia del embajador de ese pas en Washington. Segn Macron, si Estados Unidos no facilita la exportacin de productos utilizados en la generacin de energas renovables -en especial en todo lo que tiene que ver con los coches elctricos- y en microchips “Occidente se fragmentar”.
El jefe del Estado galo cit incluso los nombres de las leyes que quiere que Biden cambie. Una es la Ley de Reduccin de la Inflacin (IRA, segn sus siglas en ingls), aprobada en agosto. La ora, la Ley CHIPS, de septiembre. La primera est orientada a la transicin energtica en Estados Unidos. La segunda, a la fabricacin de microprocesadores avanzados en ese pas, con el objetivo de reforzar la primaca estadounidense sobre China en ese campo. Ambas favorecen a las empresas, estadounidenses o extranjeras que fabriquen en suelo estadounidense esos productos.
Y eso es lo que Macron no quiere. El presidente francs teme que las compaas galas inviertan en Estados Unidos para as tener acceso a las ventajas fiscales y subvenciones de ambas leyes. Alemania le apoya, aunque con matices, porque el canciller Olaf Scholz no quiere enfadar a Estados Unidos en un momento en el que Washington ha aportado aproximadamente dos terceras partes de toda la ayuda econmica y militar que ha recibido Ucrania para hacer frente a la invasin rusa iniciada el 24 de febrero.
Macron, sin embargo, no ha vinculado una cosa con la otra. Y la respuesta de Biden ha sido, al menos en principio, conciliatoria. Por un lado, el presidente estadounidense ha afirmado que “Estados Unidos no pide perdn, y yo no he pedido perdn desde que escrib [sic] la legislacin de la que estamos hablando”. Por otro, ha reconocido que las normas tienen “fallos”, y que EEUU y la UE necesitan “volver a sincronizar” sus legislaciones en materia de transicin energtica para evitar malentendidos.
Acaso el primer momento para iniciar la “sincronizacin” sea el lunes, cuando se celebre una nueva reunin del Consejo Tecnolgico y Comercial EEUU-UE establecido en 2021, con el objetivo de coordinar la poltica tecnolgica trasatlntica para, precisamente, hacer frente a la competencia de China. En todo caso, si coordinar la cena de Estado llev seis meses, nadie sabe lo que puede tardar la negociacin en materia de energa renovable y microprocesadores, mxime cuando las dos leyes que tanto molestan a Macron ya estn aprobadas y, por tanto, lo nico que se puede hacer es estirar lo ms posible los mrgenes de aplicacin de lo que est previsto en ellas.
En todo caso, la disputa releva algo que tanto a Macron como a Biden probablemente les provoque urticaria: el espritu de Donald Trump est vivo. Los dos aliados estn pelendose por algo que se consideraba tan del siglo XX como -y no es broma- los coches de gasolina: la poltica industrial. EEUU quiere empleos y quiere mantener su primaca tecnolgica. Y Francia quiere, ms que mantener su primaca tecnolgica, porque le queda poca, s al menos empleos. As lo dej claro el propio Macron antes de viajar a Washington cuando dijo el mircoles ante un grupo de miembros de la Asamblea Nacional: “Tengo una clase media [que tiene que] trabajar y gente que tiene que encontrar trabajo. Y la consecuencia que conlleva la IRA es que ustedes [los estadounidenses] pueden resolver su problema pero empeorarn el mo”.
Al margen de esa desavenencia, EEUU y Francia recalcaron su acuerdo en todo, aunque sin entrar en detalles. Apoyo sin fisuras a Ucrania. Y suspicacia -eso s, mucho mayor en Washington que en Pars- en relacin a China. Biden dijo que est dispuesto a hablar con Vladimir Putin, pero solo si el dictador ruso est interesado en que la guerra acabe, lo que por el momento no es el caso. Es mucha cena de estado, muchos dulces de colores, y muchos bogavantes, para tan pocos resultados.
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