Desde Estados Unidos se deca que Vladimir Putin iba a ser un paria internacional, que convertira a su pas en la nueva Corea del Norte. Esas fueron las palabras de Joe Biden el 24 de febrero. Aquel da, el lder ruso orden a sus tropas invadir Ucrania. Comenzaba una guerra a la par que a Rusia le llovan sanciones financieras por parte de Washington y de sus aliados. Putin, el paria. Todos repetan lo mismo. Pero no reparaban en que hay vida ms all de las percepciones de Occidente.
Siete meses despus del ataque ruso a Ucrania, Putin reaparece en la escena internacional departiendo entre risas y compartiendo confidencias con otros lderes. Todos ellos forman un grupo que representa al 44% de la poblacin mundial y al 30% del PIB global.
El jueves por la noche, en la ciudad uzbeka de Samarcanda, hubo un gran banquete para los asistentes a la cumbre de la Organizacin de Cooperacin de Shanghi (OCS), una agrupacin econmica y de seguridad en Asia Central. En aquella cena estuvo Putin.
El lder ruso era la principal atraccin de la velada para los fotgrafos, que tuvieron unos segundos retratar a un sonriente Putin acompaado por dos actores importantes en el tablero global: el turco Recep Tayyip Erdogan y el iran Ebrahim Raisi. El primero lleva tiempo con el disfraz de agente doble, jugando en ambos lados, siendo el gran especulador de la guerra. El de Tehern, ahogado por las sanciones estadounidenses, no hay duda de qu pie cojea. Por la cena tambin se pasaron Ilham Aliyev (Azerbaiyn), Alexander Lukashenko (Bielorrusia), Shahbaz Sharif (Pakistn) y el anfitrin Shavkat Mirziyoyev (Uzbekistn).
El que no apareci fue el chino Xi Jinping, que no quiso compartir mantel con sus colegas. Demasiada diplomacia grupal cara a cara para el lder de la segunda potencia mundial, que llevaba ao y medio encerrado en la jaula del Covid cero en su pas. Lo que Xi s ha hecho es reunirse en solitario en las ltimas 48 horas con ms lderes que en los ltimos dos aos y medio.
Tras una breve primera parada en Kazajistn para firmar algunos acuerdos comerciales con uno de sus socios clave en la nueva Ruta de la Seda, el presidente chino vol hacia Samarcanda y all se vio rpido con los lderes de Turkmenistn, Kirguistn y Uzbekistn. Se hizo esperar ms la reunin a la que apuntaban todos los focos: los mandamases de China y Rusia, Xi y Putin, sentados frente a frente.
Con el ataque ruso a Ucrania de fondo, Putin ha tratado de rascar sin xito un apoyo ms directo de su homlogo chino, que, por primera vez, ha deslizado las preocupaciones que hay en Pekn por una guerra que le incomoda por dos razones geopolticas principales: ha despertado a la OTAN y ha logrado alinear a casi toda Europa con su gran rival, Estados Unidos.
En la lectura china de la conversacin entre ambos lderes, ni siquiera se ha mencionado a Ucrania. Pekn lo que quiere de Rusia -adems de aprovecharse de su debilidad para comprarle gas y petrleo barato, y empujarla a una subordinacin econmica-, es que vayan de la mano frente a Occidente para crear un nuevo orden mundial. China, por muchos guios que haga a sus colegas rusos, ha dejado claro que no habr apoyo militar ni econmico al Kremlin en su invasin a Ucrania. Eso, segn la cosmovisin que se mueve por los pasillos de poder pekineses, sera poner un muro que bloqueara el camino de un futuro sorpasso a la hegemona estadounidense.
Xi no ha sido el nico que le ha dado un discreto tirn de orejas a Putin en Samarcanda. En otra reunin al margen de la cumbre, el primer ministro de India, Narendra Modi, le ha dicho a su homlogo ruso a la cara una frase que pocos esperaban si se tiene en cuenta el equilibrio que ha mantenido Modi estos meses entre sus socios de Mosc y de Washington: “S que ahora no es el momento para guerras y hemos hablado de ello, en particular, durante nuestras conversaciones telefnicas”. Modi quiso que sus calculadas palabras trascendieran en el comunicado sobre la charla que ha emitido Nueva Delhi. Tambin la respuesta de Putin: “Conozco su postura con respecto al conflicto en Ucrania y las preocupaciones que expresa con frecuencia. Haremos todo lo posible para que termine cuanto antes“.
Putin, Modi y Xi Jinping han pasado la jornada del viernes con una ronda de contactos con el resto de mandatarios. Destaca la reunin de media hora entre el lder chino y el turco Erdogan. “Pekn ve a Ankara como un actor importante en el cambio del orden basado en reglas dada su influencia y posicin estratgica entre el Mediterrneo, Medio Oriente y Eurasia. El poder chino tambin presenta una alternativa viable para el apoyo econmico y poltico a las ambiciones de Turqua en el mundo”, ha analizado Iain MacGillivray, del Instituto Australiano de Poltica Estratgica (ASPI), un ‘think tank’ de Camberra.
Xi le ha pedido a Erdogan consolidar “la confianza poltica mutua y respetar los intereses fundamentales de cada uno”. Como era de esperar, no hubo mencin por ninguna de las dos partes del informe publicado en agosto por la ONU sobre que China podra haber constituido un crimen contra la humanidad por la represin contra uigures en su regin de Xinjiang.
En Turqua, que siempre ha sido una voz destacada de apoyo a los derechos de esta minora musulmana, se estima que se asienta la dispora uigur ms grande fuera de Asia Central. Pero las relaciones entre ambos pases estn blindadas por la buena salud de su comercio bilateral. En poco ms de una dcada, las transacciones entre China y Turqua pasaron de 10.000 millones de dlares a 32.000 millones, con Ankara arrastrando adems un importante dficit comercial con Pekn.
El lder chino tambin se ha sentado el viernes junto al presidente de Azerbaiyn (sin mencin a los enfrentamientos en la frontera entre este pas y Armenia) y con el lder iran Ebrahim Raisi, quien acaba de firmar la incorporacin de su pas a la OCS. Un encuentro en el que no han estado sobre la mesa las discusiones sobre un acuerdo potencial para poner fin al desarrollo de armas nucleares por Tehern. Varias empresas chinas recibieron en agosto sanciones por parte de Estados Unidos por estar involucradas en el comercio de petrleo con Irn. “Nuestras relaciones han resistido la prueba de un panorama internacional cambiante. China est lista para aumentar la coordinacin con Irn e impulsar nuevos avances en las relaciones bilaterales”, ha dicho Xi a su homlogo iran.
Pekn, al igual que Mosc, busca extender su influencia por Asia Central. Un debilitado Putin, que ha aterrizado en Samarcanda tras su derrota militar en el frente norte de Ucrania, ha dado un giro asitico despus de acabar aislado de Occidente por las sanciones. “La Organizacin de Cooperacin de Shanghi es el marco regional ms grande del mundo y est desempeando el papel ms importante en la solucin de los problemas internacionales”, ha dicho el ruso durante la reunin conjunta de todos los lderes de la cumbre, enfatizando, adems, la necesidad de ampliar an ms este marco “como contrapeso a Europa y Estados Unidos”.
Xi quiere tambin su trozo del pastel asitico y busca extender los lazos por los pases que un da fueron parte de la Unin Sovitica y que ahora estn muy incmodos con el ataque del ejrcito ruso a Ucrania. Un pastel del que tambin quiere comer un tercer actor trascendental en el show de Samarcanda: India.
Narendra Modi ocupa una posicin nica entre los miembros de la OCS: forma parte de este grupo liderado por Pekn y Rusia y tambin est dentro del foro BRICS, acrnico de las cinco economas emergentes (Rusia, China, Brasil, Sudfrica e India) que juntas representan aproximadamente una cuarta parte de la economa mundial. Todo ello, a la vez que es parte del Quad, la alianza formada tambin por EEUU, Australia y Japn, ampliamente vista como un contrapeso a la creciente influencia de China en la regin.
La India de Modi, un agente doble, como Erdogan, juega en todos los frentes. Lleva siete meses haciendo malabarismos para no lanzar una condena en firme sobre el ataque de Mosc, caminando por la equidistante lnea de no renunciar a sus millonarios acuerdos de energa y armas con Putin, a la vez que tampoco quiere enfadar a su tradicional socio de Washington, con quien mantiene una alianza estratgica.
Nueva Delhi aguanta las presiones de su socio estadounidense para que deje de hacer carantoas a Mosc, y sigue sin condenar la invasin rusa de Ucrania a la vez que se hincha a comprar el crudo con descuento de los Urales rusos. India, que rara vez sola comprar petrleo ruso, ahora se ha convertido en su segundo mayor cliente despus del otro gigante asitico, con quien, pese a su rivalidad en la regin, acaba de llegar a un acuerdo para replegar a sus soldados de la frontera que comparten en el Himalaya, donde en 2020 sus militares se enfrentaron en combates cuerpo a cuerpo, con el saldo de 20 soldados indios y cuatro chinos muertos.
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