Rusia ha respondido con un ataque sobre Zaporiyia, tras la voladura del puente en Crimea. El alcalde, Anatoly Kurtev, ha confirmado que al menos 17 personas han muerto después de que el ejército ruso haya bombardeado de nuevo la ciudad ucraniana donde se encuentra la principal central nuclear del país durante la madrugada de este domingo.
El ataque ucraniano demostró que Crimea no era intocable, como tanto han querido hacer ver los rusos. Por eso, después del ataque sobre una de las vías clave en la península, los sectores más ‘duros’ de la cúpula rusa exigieron a Vladimir Putin una implicación más firme en Ucrania. Y así se ha visto probada en este nuevo ataque.
Según los datos preliminares, cinco casas habrían sido destruidas y unas 40 han sufrido graves daños, ha indicado Kurtev en un mensaje en su canal de Telegram, en el que también ha transmitido sus condolencias a los familiares de las víctimas.
El alcalde ha informado de que los servicios públicos han comenzado a trabajar en la zona, después de que los equipos de rescate los hayan autorizado a despejar la zona del impacto.
El ataque contra Zaporiyia coincide con la intensificación de la ofensiva rusa en el área de Bajmut, en Donbás. El propio Zelenski reconoció en su último discursosnocturno que la situación para sus fuerzas en esta localidad es «muy, muy difícil. La lucha es muy dura».