Las urnas arrojarán su sentencia en poco más de diez días, pero ya se puede constatar un hecho: EH Bildu ha reventado la campaña del 28-M. Por completo. El centro del debate político ya no gira en torno a las propuestas y los anuncios del Gobierno, sino sobre las listas electorales presentadas —y proclamadas oficialmente— por la formación de Arnaldo Otegi, con 44 condenados por pertenencia o colaboración con ETA, siete de ellos por asesinato. Y la renuncia a recoger su acta de concejal de estos últimos, de los siete terroristas que cumplieron cárcel por delitos de sangre, no ha servido para aplacar la enorme tensión de PSOE y PP. Nada. Justo lo contrario: atizó más las brasas, combustionó de nuevo la confrontación entre ambos. Con consecuencias todavía difíciles de prever.
Feijóo apremia a Sánchez a romper con Bildu. El presidente no contesta sobre eso pero si hilvana un discurso más duro para poner pie en pared frente a los ataques de la derecha
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se sumergieron este martes en el Senado en su último cara a cara antes de las urnas, en la sesión de control al Ejecutivo más dura, desabrida, hasta violenta verbalmente que ambos han sostenido en el último año. La más «descarnada» de todas, decían en la bancada socialista, y en un momento crítico, cuando las encuestas dibujan un escenario incierto y apretado para el 28-M. El jefe del PP se lanzó primero al cuello del presidente, reprochándole que haya sido más «generoso con los verdugos que con las víctimas«, más «condescendiente» con la izquierda abertzale y más «cruel» con el PP, apremiándole a romper sus «pactos» con los de Otegi. «Si lo de Bildu no es decente, tampoco es decente que pacte usted con ellos, y si lo indecente es legal, en sus manos está que no lo sea. O rompe usted con Bildu o rompe con la decencia«.
Cada afirmación de Feijóo funcionaba como un estilete sobre su rival. Sánchez asistía incómodo, irritado desde su escaño la intervención del jefe del PP, abrazado al discurso más duro de su partido. Como se esperaba, no contestó a la petición de que no pactara más con Bildu. Pero el presidente había elegido salir a la ofensiva, poner pie en pared contra los populares.
En lugar de optar por una faena de aliño, Sánchez hilvanó una réplica con las «diez verdades» sobre el PP y el terrorismo, para demostrar cómo el principal partido de la oposición se ha agarrado sistemáticamente a ETA cuando no tenía más que ese elemento para atacar al PSOE, y lo hizo antes, cuando la banda mataba y los populares hicieron «lo imposible» para «impedir el éxito del empeño» del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de «acabar con ETA». Y lo hace ahora también cuando, a su juicio, vienen mal dadas. «Cuando en España ETA no es nada, para ustedes, ETA es todo […]. En su desesperación, ETA, aunque no exista, es lo único que tienen», remachó. Y de camino acusó a Feijóo de querer «igualar» la «infamia» de José María Aznar cuando mintió «con descaro» a los españoles tras los atentados del 11-M, intentando hacerles creer que había sido ETA y no Al Qaeda.
«Verdades como puños»
Era casi inevitable no sentir mal cuerpo tras escuchar a ambos líderes desde su escaño. Porque el debate, tan áspero y sin concesiones, devolvía a todos a 10, 15 años atrás, cuando la banda asesinaba aún y las Cámaras acogían batallas políticas durísimas, sin tregua. Pero ETA, recordó el presidente, dejó las armas hace casi 12 años, y hace cinco anunció su disolución.
Los socialistas insisten en que ellos seguirán con su campaña «en positivo», con anuncios y propuestas. Al PP, dicen en la Moncloa, «se le va a hacer muy largo» el viaje hasta las urnas
La Moncloa había planificado el careo con la intención de «acabar con la campaña» de Feijóo. Con el objetivo de pasar página definitivamente, pero «desnudando» al jefe del PP, buscando desmontar su imagen de moderación y centralidad. Y en el Gobierno creen que lo consiguió, que dejó «más patente que el PP no tiene más que ofrecer», que no tiene «nada más» que ETA, que logró «acorralar a Feijóo frente a verdades como puños» y que destapó su «bajeza moral». Pero al tiempo también asumen en el equipo del presidente que los populares no van a renunciar a su arma electoral, al clásico que ha esgrimido en otras campañas: ETA. Están convencidos de que el PP, por tanto, «no se bajará de la burra» hasta el final del 28-M. «El PP ha usado el terrorismo siempre cuando peor estaba, y lo sigue usando ahora. El PP no va a hacer otra cosa que hablar de Bildu», agregan desde el entorno del líder socialista.
Sin embargo, esa constatación no inquieta en el staff socialista. Porque el comité electoral pretende continuar con su estrategia de campaña, combinando medidas y anuncios —este martes el Consejo de Ministros aprobó las entradas de cine a dos euros para los mayores de 65 años y la jubilación anticipada para las personas con una discapacidad superior al 45%— y siguiendo con la explicación de la gestión del Ejecutivo —como el fuerte crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social, razón por la que compareció este martes el ministro José Luis Escrivá—. «Seguimos llevando la iniciativa. Estamos en las políticas reales y concretas», insisten. Los socialistas creen que la cuestión de las listas de Bildu y el recurso a ETA «no mueve un voto» y está amortizado, y que en cambio puede enchufar más a los indecisos el despliegue de la «política útil» que reivindica Sánchez mitin tras mitin. Así, Ferraz mantendrá su campaña «en positivo para los pueblos, ciudades y comunidades autónomas».
En la Moncloa vaticinan que a Feijóo «se le va a hacer muy larga la campaña» si solo se dedica a Bildu. Y es lo que reconocían fuentes muy próximas al líder del PP al término del debate: que mientras continúen los 37 condenados por vinculación a ETA en las candidaturas de la formación de Otegi seguirían insistiendo día tras día. «Está claro que el PP no puede ofrecer nada más y esto tiene el recorrido que tiene«, subrayan. «En la tele se verá a unos con propuestas y a otros con ETA. No vamos a darles más. Las verdades del barquero hoy [por este martes], y ellos que sigan por donde quieran», resumen desde el cuartel general del PSOE.
«Arrastrado» por Ayuso y Vox
Las dos partes señalan que en el careo en el Senado se cruzaron muchas líneas rojas. Los socialistas creen que la afirmación de que Sánchez ha sido «generoso con los verdugos», que consideran muy grave, puede animar a los suyos a moverse, mientras que en el PP reprochan al presidente que sacase a colación el 11-M y que les recriminase haber puesto palos en la rueda para procurar el fin de ETA. La Moncloa critica de Feijóo su «falta de respeto», su recurso al «insulto y a la descalificación», y a los «peores instintos», su «bajeza moral«, «a la altura de Pablo Casado». Y lo ve «acorralado frente a la verdad» y «arrastrado» por Vox y por Isabel Díaz Ayuso, mucho más dura en los últimos días que él al pedir la ilegalización de Bildu y señalar, este martes, que no se creía la renuncia de los concejales con delitos de sangre, cuando su jefe de filas se había congratulado minutos antes de esa marcha atrás.
En el Gobierno explican que el PSOE no tiene «por qué agachar la cabeza» porque ha sufrido el terrorismo y ha contribuido a su final
En el partido y en el Gobierno explican que si Sánchez salió esta vez a la ofensiva era porque los suyos también necesitara que sacara el «orgullo» socialista. «No tenemos por qué agachar la cabeza cuando hemos contribuido al fin del terrorismo», apuntan. Un senador vasco recordaba que en el PSE han sufrido mucho con ETA, que han tenido a compañeros que fueron asesinados por la banda, y que hay afirmaciones que el presidente no podía pasar por alto. También con la intención de zanjar el debate de una vez.
La campaña del 28-M llegó a su primer punto de inflexión. Con Bildu en el centro y la tensión en máximos. A partir de ahora, la duda es obvia: si esta polémica que ha roto el camino hacia las urnas tendrá continuidad, si resistirá hasta el final o bien se acabará extinguiendo. La respuesta es imposible por ahora de saber.