Tic, tac, tic, tac… Y as pasan los das, pero parece que las agujas se encaminan a sealar, ahora s, la hora final para que Gobierno y PP sellen un pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional (TC). En el Ejecutivo dan por descontado el pacto, de hecho, Pedro Snchez traslada la presin al PP y deja en su tejado que el acuerdo se firme ya: “El acuerdo est listo, est preparado y slo falta dar una respuesta a la voluntad poltica”.
Los escollos sobre la modificacin o no del sistema de eleccin de los vocales del Poder Judicial estn superados -el PP quera que los jueces tuvieran ms peso, el Gobierno se negaba a reformar el modelo- y hay consenso sobre los criterios de idoneidad de las personas que se sentarn en el prximo rgano de gobierno de los jueces, asunto que ha centrado la parte final de la negociacin. En La Moncloa dan por cerrado el trabajo de negociacin. Y traslada la presin a Alberto Nez Feijo: “Si queremos o no renovar el CGPJ y el TC. El Gobierno dice s de manera rotunda”, ha zanjado Snchez desde Pretoria (Sudfrica) con motivo de la minigira que est llevando a cabo por frica.
Entiende el jefe del Ejecutivo que aunque el PP no est conforme con el compromiso del Gobierno de llevar a cabo una reforma del delito de sedicin para rebajar el tipo y homologarlo con el resto de Europa, eso no exime de cerrar ya el pacto por el Poder Judicial. Y que el trabajo de “proteger” la negociacin de las dos partes debe traducirse ya en la visibilizacin de la misma. De hecho, tan seguros estn en La Moncloa de que hay pacto que la previsin es que Snchez y Feijo sean quienes lo culminen.
“De la agenda legislativa se puede discrepar, se puede votar que no. Pero otra cosa es el cumplimiento estricto de las obligaciones constitucionales”, ha sido el ltimo mensaje que Snchez ha lanzado al PP. El jefe del Ejecutivo ha constatado, como ha venido informando este diario, que los criterios de idoneidad pactados impedirn que las personas que hayan desempeado recientemente o desempeen actualmente cargos polticos no podrn estar en el Poder Judicial.
Esto saca de la carrera a Victoria Rosell, que haba sido una exigencia de Podemos, cuya lnea roja haba provocado enfado en La Moncloa, la Vicepresidencia Segunda y el PP. Entre los candidatos de Unidas Podemos, pactados por el ministro Flix Bolaos y el diputado Enrique Santiago no figuraba Rosell. La actual delegada del Gobierno contra la violencia de gnero es bien vista en Unidas Podemos, pero en este espacio poltico se valora tambin la idoneidad de otras personas, ante el compromiso adquirido de despolitizar el CGPJ.
El compromiso del PP
Y en plena polmica por la reforma del delito de la sedicin en plena negociacin sobre el desbloqueo del CGPJ y el Constitucional, Feijo ha prometido agravar las penas de rebelin y sedicin en caso de llegar a La Moncloa: “Si tenemos la oportunidad de gobernar, vamos a agravar las penas de rebelin y sedicin, vamos a redefinir mejor estos delitos y vamos a tipificar como delito la mera convocatoria del referndum ilegal”, ha dicho.
Pero el presidente del PP ha rehusado ligar explcitamente esto a la reforma judicial. “Si el Gobierno tiene un pacto para rebajar las penas del delito de rebelin-sedicin”, ha dicho… pero no ha aadido nada sobre su impacto en las negociaciones.
Durante su intervencin en el Foro Global Youth Leadership, en Santander, el lder del PP ha reclamado al Gobierno que se aclare sobre la reforma de la sedicin, porque “hay contradicciones en horas”. Y que elija entre “proteger la democracia espaola” o mirar ms por “sus intereses personales”. “Ningn Gobierno democrtico tiene la capacidad de pactar una escisin de una parte del territorio”, ha subrayado.
“Lamentablemente el Gobierno se basa en una coalicin con partidos independentistas y dos de ellos fueron los autores de la rebelin-sedicin. Hay un debate sobre rebajar penas o suprimir, o si por el contrario lo que debemos hacer es reforzar los delitos e incrementar las penas”, ha dicho, antes de repetir que l apuesta por ser ms “contundente” y penar duramente la sola convocatoria de una consulta ilegal.
“La sedicin y la rebelin estn tipificadas con mucha dureza” en los cdigos penales porque “de lo que se trata es de preservar la unidad de la nacin”, ha apuntado. Y ha citado las penas “contundentes” de los cdigos de Italia, Blgica, Francia, EEUU o Alemania. “En la inmensa mayora de los pases ni siquiera se discute, porque es de una enorme gravedad”, ha dicho.
El contexto de sus declaraciones es el de la posible reforma del delito de sedicin. Este jueves, en el Congreso, la ministra de Hacienda, Mara Jess Montero, ha replicado hoy a ERC asegurando que el compromiso de Pedro Snchez de “homologar la calificacin del delito de sedicin a estndares europeos es firme”, de manera que se llevar a la Cmara, pero ser “en otro entorno” diferente a la negociacin presupuestaria.
Eso s, la ministra no ha hablado ni de rebaja de penas ni de fechas concretas para discutir la propuesta. Al trmino del debate, la propia ministra ha pedido “disculpas” asegurando que se la ha entendido mal e insistiendo en que slo ha recordado la promesa del presidente sin ms concreciones.
Antes de eso, Feijo ha querido conjurarse contra las visiones “fatalistas”. “Somos rehenes del destino y el destino depende muy mucho de la voluntad explcita de las personas”. Y para cambiar el mundo, ha dicho, el objetivo fundamental es “que la verdad triunfe sobre la mentira”. “La mentira nos esclaviza” y “no se puede engaar a todos todo el tiempo”, ha expresado, parafraseando a Abraham Lincoln.
“Mi actitud no puede ser otra que la de un reformista” al que “no le gustan los saltos al vaco”. “Yo no soy un revolucionario, soy un evolucionario”, ha dicho, antes de reivindicar los cambios que son aceptados por “la mayora social”. Y a l, ha dicho, lo que le interesa es “servir a las prximas generaciones”, por eso aboga “por reformas estructurales” sin caer en el electoralismo actual.
“No vivamos al da, no hagamos poltica semanal”, ha dicho. “Una cosa es el pacto y otra, el cambalache”, ha afeado en su intervencin, que ha tenido una marcada querencia por la abstraccin discursiva.
La pregunta que se ha hecho en este caso Feijo es: “Qu es lo mejor no para m, sino para las prximas generaciones?”, ha asegurado, invocando incluso el New Deal de Roosevelt. Y ha asegurado que si se explica que las decisiones pactadas van destinadas a las generaciones futuras, la gente las entiende.
“No nos preguntemos qu va a pasar, preguntmonos qu vamos a hacer”, ha proclamado finalmente.
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