Es la primera vez que el líder chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se encuentran desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Los dos han llegado a Samarcanda, capital de Uzbekistán, en un momento crucial para su futuro. Xi afronta un decisivo XX Congreso del Partido Comunista el 16 de octubre y Putin sufre el impacto de la última derrota de sus tropas frente a los ucranianos en el la región de Járkov. A Putin le interesa que Xi y él se presenten como un tándem. El presidente chino prefiere marcar ciertas distancias, aunque coinciden en su retórica contraria a la OTAN y el mundo dibujado por Occidente.
Xi ha instado a Rusia a que «asuma el papel que le corresponde como gran potencia para inyectar estabilidad y energía positiva en un mundo convulso», según informa en su cuenta de Twitter Nataliya Vasilyeva, del The Telegraph. En términos confucianos, el presidente chino deja entender que una guerra juega en contra de los intereses de una gran potencia como Rusia.
Previamente, Putin ha ensalzado el papel que forman el tándem de Moscú y Rusia «en la estabilidad regional y global». Y ha remarcado: «Juntos podemos trabajar para crear un orden mundial justo, democrático, multipolar basado en las normas internacionales y con un papel central de la ONU».
Nadie imaginaría que el líder ruso es quien ordenó el pasado 24 de febrero un país vecino, Ucrania, y que sus tropas llevan desde entonces librando lo que para él es una «operación militar especial» y para cualquier observador una guerra. Con la salvaguarda de que los combatientes en las filas rusas no son reclutas porque aún no ha decretado una movilización general que generaría mayor contestación social. Aún así, se calcula que han muerto en Ucrania más de 50.000 soldados rusos.
El líder ruso, que parece haber entendido la llamada de atención de Xi Jinping, ha señalado que «entiende las preocupaciones y las cuestiones» de la invasión rusa. El presidente chino ya dio muestras la víspera en su visita a Kazajistán que no iba a cambiar de posición, ya que expuso una clara defensa de la soberanía e integridad territorial de los países. Aplicado en ese caso a Kazajstán, país clave en la Ruta de la Seda desde 2013, pero también en el caso de Ucrania.
Una cuestión es que a China no le guste que Occidente intente imponer un orden global con el que discrepa y otra es que vaya a actuar contra sus principios y la defensa de la integridad territorial es uno de los más sagrados. Es la forma de mantener unido y cohesionado el gigantesco país.
Los dos líderes se han encontrado en la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, en Samarcanda, con asistencia de varios países de Asia Central, entre ellos Kazajstán y Uzbekistán. Asia Central, región hasta ahora bajo control de Rusia, es un polo de gran interés para China. La guerra está debilitando poco a poco la posición de Moscú en toda su tradicional área de influencia.